Iñaki TELLERIA
Athletic

Un buen cuarto de hora no da para ganar al Villarreal

Con solo unos minutos épicos como los de Elche no suele ser suficiente para ganar al próximo rival en Liga.

Al Athletic, como hace un par de jornadas, le ha sonreído la suerte y vuelve a ser dueño de su destino. Una vez más, de su rendimiento y resultados, en primer lugar, depende su clasificación para la Europa League por la vía de la Liga o de meterse directamente en la fase de grupos de esta competición continental si gana la final de Copa.

Una noticia a todas luces buena, de esas que se dice se firmarían de antemano. Sin embargo, el espectáculo del Martínez Valero fue otra de esas actuaciones en las que no se sabe a qué juega el Athletic y, lo que es peor, da la sensación de que los propios jugadores no saben a lo que juegan. No quedó claro si buscaban la posesión del balón y el dominio del juego o si querían aprovechar las contras partiendo de cerrarse bien atrás. La cuestión es que no hicieron ni lo uno ni lo otro.

Jugaron a equipo pequeño contra un Elche cuyo único aliciente, una vez salvada la categoría, era agradar a un público que, como la plantilla, ha pasado un vía crucis de temporada, con problemas deportivos y económicos que les han mantenido con la soga al cuello hasta hace dos jornadas. Ese equipo, que merece como pocos las vacaciones y que debía haber bajado los brazos por agotamiento, llegó al descanso con un 2-0 a favor ante un Athletic que se supone está ultimando su preparación para una final y que no sabía por dónde daba el aire.

Reacción colosal

En el segundo tiempo cambió el panorama y entre que Beñat se centró en la organización y el Elche empezó a dar síntomas de que se quedaba sin fuelle, pusieron las bases para una remontada espectacular. Un zurdazo seco de Ager Aketxe –debe servirle para ganar autoestima–, una volea de Mikel San José –mejor en el área contraria que en la propia– y el acierto de Iñaki Williams –premio a su constancia y empuje– dieron la vuelta a un calcetín que olía muy mal.

Fue un cuarto de hora de locura, de esos que confirman que la justicia en el fútbol es tan caprichosa o más que en la vida real.

El 2-3 final devuelve la séptima para a los rojiblancos con dos puntos de ventaja sobre el Málaga, que recibe a un Sevilla que se juega una plaza en la Liga de Campeones. A San Mamés, por contra, llega un Villarreal que, haga lo que haga, será sexto y disfrutará de competición europea la próxima temporada.

Un hueso en San Mamés

Igual que el Elche no se jugaba nada el domingo, el Villarreal tampoco lo hará el próximo sábado. Pero es que tampoco lo hacían esta jornada y ganaron al Málaga sin miramientos. Hicieron un favor al Athletic, pero también se lo pueden devolver al Málaga en la última jornada.

El equipo de Marcelino ha jugado lastrado por las bajas el último tercio de temporada, pero ni aun así es un conjunto al que se le pueda ganar en un arreón de un cuarto de hora. Normalmente, si se le deja mandar una hora luego no hay margen para enmendar errores.

De hecho, el Athletic solo ha ganado en cinco de sus catorce visitas a San Mamés. Ha sumado cinco victorias y cuatro empates en La Catedral desde su irrupción en Primera en 1998. Además, el conjunto levantino ha marcado más goles en San Mamés que el propio Athletic en esos duelos (14 tantos visitantes por 13 de los locales).

Los rojiblancos vencieron por un marcador de 2-0 tanto en la primera visita del Villarreal de la temporada 1998/99 (Guerrero y Ezquerro) como en la 2002/03 (Urzaiz y Etxeberria) y también en la pasada campaña gracias a los tantos de Aduriz y Mikel Rico. Además, ganó en la temporada 2004/05 por 2-1 (Urzaiz 2/José Mari) y en la 2009/10 por 3-2 (Llorente 2 y Javi Martínez/Cani y Cazorla).

Los datos confirman que hay que tener mucho cuidado con los amarillos y, de hecho, su portero Juan Carlos Sánchez afirmó ayer que su equipo siempre quiere competir y que va a hacerlo hasta el último minuto del Campeonato, aunque no haya nada en juego. En este sentido, explicó que «puedes relajarte y bajar los brazos o puedes quitarte la presión y jugar con más tranquilidad, algo que creo que hicimos ante el Málaga».