Joseba VIVANCO
Athletic

Que el árbol de la séptima plaza no impida ver el bosque

Los rojiblancos han cumplido con el objetivo de volver a meterse en Europa, aunque la regularidad en su juego haya dejado que desear.

De sobresaliente calificó Ernesto Valverde a su equipo en esta campaña tras el contudente 4-0 al Villarreal, más, evidentemente, por lo conseguido que por lo jugado. La temporada pasada, con el Athletic metido en una histórica Champions League y unos registros goleadores (66 tantos) estratosféricos para este grupo, el técnico gasteiztarra no tuvo reparo alguno en poner un «10» a los suyos. Sin peros. Un curso para enmarcar. La nota de este año, no obstante, tiene más claroscuros, una gama de matices y de grises que necesita de una valoración más pausada, sin desmerecer lo más mínimo que los leones vuelven a estar en competiciones continentales y que todavía quede una nueva final por jugar. Casi nada.

Hace doce meses, al hacer parecido balance, todavía con cierta precipitación y falta de sosiego, Txingurri hablaba de que uno de sus objetivos a partir de lo logrado era «tener continuidad en Europa el año que viene». Pero al tiempo enviaba un aviso que el entrenador volvió a recuperar este viernes, cuando valoró ante la prensa su renovación: «Lo difícil no es ganar, sino volver a ganar». Hoy, con la Liga terminada y el Athletic metido de nuevo un año más en lides europeoas, se puede decir que en cuanto a metas, los rojiblancos, el propio técnico, ha cumplido las expectativas. Lo dijo días atrás, el objetivo era «pelear por los puestos europeos hasta el final». Conseguido.

Otra cosa es el cómo. Gracias a una segunda vuelta de «sobresaliente», el Athletic ha sumado 36 puntos que le han hecho acreedor a ese séptimo puesto. Pero por el camino han quedado al descubierto muchas evidencias. Estamos ante una generación de jugadores de las mejores sino la mejor de las últimas décadas, descabezada de buenas a primeras con la marcha de tres de sus estandartes, al que se le sumó el billete de ida de Herrera, una de las piezas angulares, incluso jugando por debajo de su nivel, del once de Valverde.

Demasiados contratiempos, tantos que el técnico se ha pasado la temporada entera, sí, entera, tratando de buscar soluciones a su medular, a su media punta, con continuas probaturas, hasta terminar jugando con un 4-4-2 casi cogido con hilos. Tocados y noqueados por la exigente Champions, Europa ha sido un caramelo envenenado que pasó factura mental. Pero si algo tiene este vestuario y el club es voluntad de esfuerzo y a base de ella, de partidos como el 2-3 ante el Elche, ha sacado adelante con justitas sensaciones y dudas en su juego una temporada que se ha hecho muy larga. El árbol y el bosque, cuidado.

Bóveda, Eraso... Arbilla puede ser el siguiente

La fuga de pilares ha dejado muy tocado el nivel de calidad del equipo. A ello se han sumado las bajas prestaciones los Iturraspe o Susaeta, incluso Laporte, por no hablar de un Muniain que resurgió casi al final en esa media punta y cuya grave lesión ahondo más en las dificultades de nuego del equipo. El nivel de hombres como Etxeita, San José, Rico, la reactivación del mejor Beñat o el sostén de Aduriz han equilibrado también la escasa aportación y continuidad de los teóricos suplentes, excepción hecha de la irrupción de Williams. El adiós de Iraola, la más que previsible aligeración de parte de la plantilla, hacen necesarias incorporaciones, aire fresco y una calidad muy difícil de encontrar fuera. Valverde ha dado su sí a otro año más, pero en su mente está la necesidad de reforzar y apuntalar un equipo que se enfrenta a un tiempo de transición, de necesaria consolidación de los veteranos y paso adelante de los canteranos. Bóveda, Eraso, ayer la web La Cantera de Lezama adelantaba el fichaje del excachorro navarro Arnaitz Arbilla, lateral diestro del Espanyol.J.V.