Ramón SOLA-Iker BIZKARGUENAGA

EH Bildu gana en ediles, pero con vaivenes que revisará en detalle

La inevitable frustración por la derrota en Gipuzkoa y Donostia desfigura un tanto el resultado de EH Bildu, que en términos globales ha cumplido su objetivo de 300.000 votos y es la fuerza con más ediles del país (1.183). Atribuir los vaivenes de voto al desgaste de la gestión es dudoso; en lugares que gobernaba, sobre todo de Iruñerria, crece mucho.

EH Bildu ha perdido el control de sus dos mayores instituciones –Diputación de Gipuzkoa y Ayuntamiento de Donostia– y, a la espera de lo que ocurra en Nafarroa e Iruñea, esta certeza tiñe de oscuro el balance. Y tapa datos como los más de 300.000 votos sumados en las municipales de las cuatro herrialdes, donde se sitúa a la cabeza en número de concejales con 1.183 (segundo es el PNV con 1.017 más los 59 de Geroa Bai). Tiene ya garantizadas 90 alcaldías por mayoría absoluta: 34 en Nafarroa, 26 en Bizkaia, 25 en Gipuzkoa y 5 en Araba. Pero en el detalle, en la letra pequeña del pueblo a pueblo, aflora de todo: desde fuertes subidas a crudas bajadas, independientemente de que haya pasado estos cuatro años en el Gobierno municipal o en la oposición.

El resultado final puede considerarse como ajustado a lo previsto por EH Bildu: Hasier Arraiz habló el viernes noche en Gasteiz de que el objetivo sería superar los 300.000 votos en los cuatro herrialdes, y han sido algunos miles menos en las forales pero algunos miles más en las municipales. Con todo, el propio Arraiz admitía en la noche del domingo, sin paños calientes y en un ejercicio poco habitual, que EH Bildu necesitará autocrítica en algunos puntos del país.

«Mucha gente nos ha votado, pero somos conscientes también de que otra no lo ha hecho. Les escuchamos y les haremos caso, conscientes de que no lo hemos hecho todo bien, de que hemos hecho cosas mal. Nos aplicaremos el cuento», aseguraba Hasier Arraiz en el Kursaal, antes de añadir: «Y nos volveremos a encontrar».

También Pello Urizar, en Onda Vasca, apostaba ya ayer por un diagnóstico pueblo a pueblo dado que «no se han hecho todas las cosas bien» y hace falta analizar aciertos y errores: «EH Bildu ha cumplido algunos de sus objetivos y otros no. Quizás no hemos obtenido el apoyo social que esperábamos para dar el siguiente paso y lo que sí hemos comprobado es que el PNV ha tenido la capacidad de acumular esos votos que han perdido PSE y PP», opina Urizar.

No faltarán datos para extraer conclusiones. Ha habido localidades en que EH Bildu ha perdido un tercio de los votos de 2011 mientras en otras ha subido casi el 50%. En Gipuzkoa se aprecia clara correspondencia entre los puntos en que la gestión de EH Bildu ha generado contestación vecinal o divisiones internas y la caída de votos. Además de la escisión producida en Hondarribia por el Alarde, Pasaia, Arrasate o Zarautz son otras localidades en que se manifiesta esto.

Sin embargo, no en todos los pueblos en que ha gobernado EH Bildu ha caído. No lo ha hecho prácticamente en Donostia, Errenteria, Hernani u Oñati. En Gipuzkoa, cosecha incluso más voto que hace cuatro años en Astigarraga, Elgeta, Getaria, Lasarte, Urretxu, Usurbil, Zaldibia, Zegama o Zumaia, por lo que tiene ejemplos positivos.

Otro aspecto para el análisis pasa por contrastar los votos al Ayuntamiento y a las Juntas en algunos ayuntamientos. Así, en la capital se aprecia que han votado a Juan Karlos Izagirre 1.400 personas más de las que escogieron la papeleta de EH Bildu a las Juntas. En Errenteria también han sido 743 más los partidarios del alcalde Julen Mendoza que, sin embargo, han optado por votar a otro partido (o a nadie) a nivel de Gipuzkoa. En sentido contrario, en Pasaia o Arrasate ha votado más gente a EH Bildu para las Juntas que para el Ayuntamiento.

Nafarroa, Araba y Bizkaia

En Nafarroa también se aprecian subidas y bajadas dignas de análisis. En Iruñerria la coalición dobla sus resultados en Berriozar y casi en Atarrabia (localidades que ha gobernado), y sube mucho prácticamente en toda la comarca al funcionar la suma Bildu-Aralar. Sus resultados en estos pueblos son muy superiores a los que experimenta en el Parlamento, lo que apunta una gran confianza en los candidatos locales pero un trasvase bien a Geroa Bai, a Podemos o a los dos en el caso del Parlamento. Por contra, pierde gas en Altsasu (220 votos menos en las municipales) o en Leitza (casi un centenar menos).

Los resultados municipales han sido especialmente gratos en Araba, donde la coalición ha sido segunda fuerza, superando al PNV en votos. Y es que a pesar de perder en Agurain –incrementó el número de papeletas, pero los jeltzales subieron más de 400–, Asparrena u Okondo, y salvar Legutio por los pelos, EH Bildu ha mantenido de forma solvente plazas importantes como Laudio, Aramaio, Urkabustaiz, Zigoitia, Zuia, Barrundia y Donemiliaga, con subidas de voto en estas tres últimas localidades. Además, ha vencido en Zalduondo y le ha arrebatado el primer lugar al PNV en un bastión jeltzale como Artziniega. Además, en este herrialde la fuerza abertzale ha irrumpido con ímpetu en sitios como Iruña Oka, Guardia y Samaniego.

En Bizkaia ocurre otro tanto de lo mismo. Es verdad que EH Bildu ha perdido localidades como Sopela, Sopuerta, Busturia, Gernika, con el «caso Gorroño» en medio, y Lekeitio –aquí ha ganado en las elecciones forales–, pero se ha impuesto en un total de 26 municipios, subiendo en lugares donde gobernaba como Arrankudiaga, Muxika y, especialmente Lemoa, donde en esta legislatura se han destapado varias irregularidades en la gestión del gobierno del PNV.

Precisamente, respecto a la herencia de los jeltzales, es reseñable que EH Bildu ha revalidado su mayoría en Dima y Urduña, donde han pasado años muy complicados económicamente.

De los 26 municipios donde ha ganado la coalición, en siete no lo hizo hace cuatro años: Arakaldo, Berriatua –no concurrió en 2011–, Errigoiti, Lanestosa, Markina-Xemein, Ziortza-Bolibar y Areatza. Este caso, junto a las victorias en Lemoa, Dima e Igorre –y el empate en Arantzazu–, sitúan a EH Bildu como fuerza principal en Arratia. Además, cuatro años después volverá a gobernar en Elorrio.