Los pronósticos han terminado finalmente cumpliéndose y Javier García Lurueña, hasta ahora responsable de Auditoría Interna de Kutxabank, será quien ocupe el puesto de consejero delegado, una figura que hasta ahora no existía ni en el banco ni en las cajas, pero que «recomienda» el Banco de España para que la entidad se adapte «a las normas del buen gobierno corporativo».

Esta nueva estructura organizativa garantiza, según indicó ayer Kutxabank, una «clara» separación de funciones entre la Presidencia Ejecutiva de la entidad, que continuará ostentando el cargo de máximo nivel del banco –Gregorio Villalabeitia– y el consejero delegado, que tendrá encomendada «la gestión del día a día» de la entidad.

El nombramiento se produjo ayer en la reunión del Consejo de Administración, que aprobó la propuesta efectuada por la Comisión de Nombramientos, tras valorar su «amplia experiencia directiva». De hecho, ha desarrollado una trayectoria profesional de 35 años en Kutxabank, primero en la Caja de Ahorros Vizcaína, más tarde en BBK y en la actualidad como director general adjunto de Control y Auditoría Interna, y director del Gabinete de Presidencia.

La nueva estructura organizativa aprobada ayer contempla asimismo la salida del banco del director general corporativo, Ignacio Sánchez-Asiain, un acuerdo que estaba ya «pactado» coincidiendo con la designación del nuevo consejero delegado.

Fichado en 2008 por el expresidente de BBK, Xabier de Irala, y hombre de confianza del anterior presidente, Mario Fernández, Sánchez-Asiain no gozaba del apoyo del actual presidente, Gregorio Villalabeitia. Ayer, el Consejo de Administración reconoció «sus años de servicio y su impecable trayectoria profesional».

El nombramiento de García Lurueña se produce en un momento en que la Audiencia de Bizkaia investiga la contratación irregular de Mikel Cabieces, ex delegado del Gobierno en la CAV, caso en el que ya han declarado los anteriores directivos de la entidad, incluido el propio Sánchez-Asiain, mientras la acusación popular personada en el caso ha pedido la comparecencia también del nuevo consejero delegado, García Lurueña, al considerar que «conocía la situación de los pagos irregulares a Cabieces y no hizo nada para evitarlo».

«Oscurantismo»

Precisamente, EH Bildu calificó ayer de «asombroso» que haya sido elegido como consejero delegado el director adjunto de Control y Auditoría, al tiempo que denuncia el «oscurantismo» y la «nula transparencia» que ha habido en los últimos nombramientos, incluido el de su presidente, Gregorio Villalabeitia.

En este sentido, denuncia que «hemos pasado de tener unas cajas que rendían cuentas ante las asambleas, a llevar a cabo nombramientos en una junta de accionistas a la que acuden tres personas y que no rinden cuentas públicamente a nadie».

EH Bildu censura asimismo que el nombramiento de Lurueña supondrá un sueldo añadido a los 800.000 euros anuales que cobra Villalabeitia, motivo por el que exige que se haga pública su cantidad.

Por todo ello, la coalición destaca que «la función de un banco creado por las instituciones de aquí y con los ahorros de los vascos y vascas tiene que ser la de ayudar a salir de la situación de crisis que padecemos», e insta por ello a abrir «un verdadero debate sobre Kutxabank y el papel que tiene que cumplir para la economía y las necesidades de la  sociedad vasca». 

Por su parte, la plataforma contra la privatización de Kutxabank, integrada por sindicatos y entidades sociales, aseguró que dicho acuerdo constituye «una prueba más de la nefasta gestión del banco realizada por los actuales gestores y sus apoyos políticos».

En un comunicado, considera que con el nombramiento «se pretende poner orden en el equipo de gobierno del banco para tratar de disimular las incapacidades de cargos recientemente nombrados como los del propio Villalabeitia, que han deteriorado la imagen del banco y puesto en bandeja la venta de acciones a precio de saldo».

Por ello, exige poner fin a esta situación «antes de que sea tarde» y que se devuelvan «de inmediato» las acciones en manos de las fundaciones a las instituciones públicas fundadoras.

Euskaltel podría pedir un préstamo de 300 millones y repartir un dividendo de 200

La compañía vasca Euskaltel, controlada en un 50% por Kutxabank y en un 48% por los fondos de capital riesgo Investindustrial y Trilantic, continúa con el proceso de salida a bolsa, prevista para el próximo mes de junio y, según algunas fuentes, antes de convertirse en una compañía cotizada, se endeudará por importe de 300 millones de euros –con el fin de adaptar la estructura de capital al de las empresas de telecomunicaciones que ya cotizan en bolsa–, y pagará a sus accionistas un dividendo extraordinario de casi 200 millones.

Aunque la decisión debe ser aún aprobada por el Consejo de Administración, el diario digital “El Confidencial” señalaba ayer que esta operación supondrá que los fondos que entraron en el capital en 2012 «recuperarán prácticamente toda su inversión antes de la salida a bolsa».

En aquel año, la compañía de telecomunicaciones se valoró entre 400 y 500 millones, y ahora se prevé que alcanzará un valor de mercado de 1.500 millones, por lo que «el pelotazo será de los que hacen historia en el capital riesgo», señala dicho diario. GARA