EDITORIALA
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Un proceso que precisa pasos, no barreras

La detención ayer de dos personas en Biarritz por presunta colaboración con ETA y el hallazgo de armamento en la vivienda propiedad de uno de los arrestados vuelven a dejar una imagen preocupante sobre la situación en la que se encuentra el proceso de resolución, en este caso más concretamente el de desarme. Desde que la organización vasca diera a conocer en enero de 2014 el inicio del procedimiento de inventariado y sellado de su arsenal no se ha apreciado movimiento alguno por parte de los gobiernos español y francés de cara a facilitar el desarme, ni siquiera para hacerlo posible. Todo lo contrario, el ministro español de Interior volvió a dejar claro que sigue encastillado en viejos esquemas y apostando por la vía de la represión, asegurando que «si no se disuelve por las buenas, se disolverá por las malas».

De todas las opciones que hay sobre la mesa, Madrid sigue optando por la peor. La respuesta del Ejecutivo del PP a los primeros pasos del proceso de inventariado y sellado de armas ya fue toda una declaración de intenciones al citar a declarar en la Audiencia Nacional a los miembros de la Comisión Internacional de Verificación. Un gesto que desenmascaró su perfil más belicoso y que puso contra las cuerdas un proceso que ya de por sí encarna dificultades, lo que a su vez exige que se afronte con responsabilidad; con seriedad y compromiso para evitar cualquier peligro y, fundamentalmente, para que llegue a buen puerto. Experiencias internacionales como la que, con sus evidentes dificultades, se desarrolla en Colombia demuestran que la implicación de todas las partes es un requisito esencial. El veto a la labor de los verificadores internacionales es, por tanto, otra triste paradoja en una carrera repleta de despropósitos.

Ante las continuas barreras impuestas en el camino, y dado que culminar un proceso así de manera unilateral es simplemente imposible, es necesaria la participación de otros agentes que le doten de legitimidad. La opción está abierta y, conocida la disposición de ETA, es factible si se consensúa la manera de hacerla efectiva, de dar cauce al fin de un episodio que Euskal Herria quiere superar.