Iulia SILINA
Novoluganskoye

SOBREVIVIR OLVIDADOS POR TODOS EN LAS «ZONAS GRISES» DEL ESTE DE UCRANIA

En Novoluganskoye, en el este de Ucrania, solo tres kilómetros separan las posiciones de las fuerzas ucranianas de las de los separatistas prorrusos. En medio, esta pequeña localidad de 4.000 habitantes que intentan sobrevivir, abandonada por todos.

Hacia el sur, el territorio controlado por las autoridades de la autoproclamada República Popular de Donetsk (DNR), hacia el norte, las fuerzas leales ucranianas. Atrapada entre dos fuegos, la localidad se ha convertido en una «zona gris», una tierra de nadie donde cualquier autoridad pública ha desaparecido, los suministros llegan con cuentagotas y los servicios médicos y sociales prácticamente han desaparecido.

«Antes, las ambulancias llegaban de Gorlovka», ciudad actualmente bajo el control de las autoridades separatistas de Donestk a 10 kilómetros de Novoluganskoye dice Tetiana Karamanova, doctora de 61 años que dirige el centro local de primeros auxilios.

Pero con la guerra en el este de Ucrania, que ya ha dejado más de 6.400 muertos desde abril de 2014, Donetsk declaró que «somos un territorio bajo el control de Ucrania», y desde entonces las ambulancias no entran en el pueblo, asegura.

Las ambulancias que se encargan de asistir al pueblo están ahora en Artemivsk, ciudad controlada por Kiev a unos 20 kilómetros de Novoluganskoye. Pero además de que la distancia a recorrer es más larga, su acceso, como el del resto de vehículos, está muy limitado por las fuerzas de Kiev, que solo les permiten pasar durante el día y hasta las 18.00.

¿A quién reclamar? Hace tiempo que no hay policías en Novoluganskoye y su alcalde lleva meses ausente. Oficialmente está de vacaciones, pero sus vecinos están convencidos de que simplemente huyó de la zona de peligro, bombardeada con regularidad.

Ni retirada ni la oferta

En la región de Donetsk hay contabilizados una veintena de pueblos como este, convertidos en «zonas grises». «Existen zonas como esta, donde ya no hay ninguna autoridad local. Es un tema muy difícil», admitió el gobernador leal a Kiev, Oleksandr Kikhtenko, quien afirmó haber pedido al poder central que nombre nuevos líderes locales. Mientras tanto, los residentes temen vivir completamente separados de Ucrania.

Según Natalia Rudenko, secretaria del consejo local de Novoluganskoye, que está intentando gestionar los asuntos munici&bs;pales, en Dolomitne, Travnevoye y otras dos localidades de la «zona gris», los residentes ya no reciben sus pensiones de Ucrania.

«Esto sucede porque las primeras posiciones de la DNR están cerca estos pueblos. Sin embargo, oficialmente, no estamos considerados territorio ocupado, sino de la línea del frente», explica.

En Novoluganskoye, ha pasado más de una semana desde que las fuerzas ucranianas bloquearan el acceso a los productos de abastecimiento. Un soldado apodado «Borzy», de guardia en el puesto de control para vigilar el acceso desde territorio ucraniano, culpa a la gente de Novoluganskoye. «El pueblo es pequeño. No se necesitan muchos productos alimenticios. Pero los coches llevan suministro suficiente para cinco aldeas. ¡Alimentan a los separatistas!», sostiene.

Pequeños autobuses cubren el trayecto de ida y vuelta entre Gorlovka y Novoluganskoye varias veces al día, llenos de personas atraídas por los precios de los mercados ucranianos, más baratos que los de su ciudad controlada por la DNR.

«La gente compra para ellos y no para los combatientes, aunque también tienen que comer. Pero ahora no tiene sentido que vengas por aquí porque las tiendas están vacías», lamenta Svitlana, de 35 años, vendedora en una tienda del pueblo.

Diez meses sin electricidad

En Staromikhaïlivka, otra «zona gris» en el límite de Donetsk, bastión de los separatistas, el suministro de alimentos desde Ucrania lleva totalmente cortado más de diez meses. Y diez meses después de los bombardeos, el pueblo sigue sin electricidad.

«A veces vamos a Donetsk a recargar los teléfonos y lámparas que funcionan con baterías», cuenta Tetiana Romanova, de 29 años, madre de un niño de ocho meses, que recoge leña en el bosque y cocina en una hoguera al no tener nada mejor.

Romanova afirma que no recibe ayuda del Gobierno de Ucrania desde diciembre, y solo 500 grivnas (21 euros) de la DNR.

En la entrada del pueblo, un cartel recuerda lo dramático de la situación: «SOS: Diez meses sin electricidad ¿Nos habéis olvidado? ¿No somos seres humanos?».

 

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Georgia ha criticado la designación como gobernador de la estratégica región ucraniana de Odessa de su expresidente Mijail Saakashvili, reclamado por la Justicia de su país por diversos delitos –entre ellos malversación– y cuya extradición –rechazada por Kiev– ha solicitado, además de enemigo del mandatario ruso, Vladimir Putin. El jefe del Estado ucraniano, Petro Poroshenko, anunció su nombramiento el sábado, al día siguiente de otorgarle la ciudadanía ucraniana, para preservar la «soberanía» y luchar contra la corrupción, provocando la indignación de Rusia y aislando más a la cercana prorrusa región moldava de Transdniéster.GARA