Carlos GIL
LEKUZ LEKU

Abandoibarra como espacio y metáfora para la danza

Lekuz Leku cumple una misión evangelizadora: difundir la danza contemporánea como algo asequible. Y lo hace utilizando la ribera del Nervión desde el Guggenheim hasta Euskalduna, aprovechando explanadas, rincones y muelles, y ofreciendo un muestrario muy bien seleccionado para cumplir con esos objetivos primordiales de hacer de la danza algo común a partir de un programa selectivo, una forma de marcar un territorio estético para detectar las actuales tendencias, las escuelas, los movimientos predominantes. Tanto, que a veces que uno cree estar viendo versiones del mismo espectáculo.

Un repaso rápido nos deja estas apreciaciones, empezando por los vascos: Matxalen Bilbao ofreció una muy bien coreografiada pieza colectiva, “Gear”. El vestuario, la totalidad de los movimientos y evoluciones, la gestualidad y el uso del espacio van en una misma dirección. “La Sala”, con su “Lauesku”, logran una magnífica fusión y destaca la precisión y limpieza de todos sus movimientos a partir de la sublimación estética de un partido de pelota.

Dos piezas madrileñas, “Pruebatrinity 1.0”, de Begoña Quiñones y Mar Rodríguez, bailada por tres mujeres, con el cuerpo como motivación, principio y fin, muy formalista, lo contrario de “La Kor’sia” y su “Yellow Place”, bailada por dos hombres, donde le juego y el color destacan por encima de todos los elementos utilizados como apoyo.

Dos obras aportó también Catalunya, una de las más potentes, completa y con una magnífica estructura narrativa además de la potencia de sus dos bailarines, “Postskriptum”, realmente contundente, que ofreció “Physical Momentum Project” y Lali Ayguadé, con “Saba” nos mostró otra versión de una danza historiada, muy bien contada, con elementos escenográficos y una historia muy bien bailada por sus dos bailarines, realmente imponentes en muchos pasajes.

Viene siendo habitual presenciar a los jóvenes danzantes coreanos. Dos piezas, ambas bailadas por varones, una muy robótica, excesivamente pendientes de la caligrafía los componentes de “Company Siga” y su exigente físicamente “Rest”, y otra mirada más gamberra, más narrativa y divertida, “Landing error” de “Globen Party”. Se nota que avanzan en los lenguajes y que empiezan a poner su personalidad y carga iconográfica propia.

Danza en su extensión

Una apareja muy conjuntada, “Kompani Hanni”, compuesta por una alemana y un nicaragüense, con “Punto en común” un espectáculo muy asequible, la danza en toda su extensión, con ritmos caribeños, y bailes de salón junto a otros momentos mucho más elaborados y con lenguajes más contemporáneos.

Los sevillanos de “Seitacalle” mostraron un clásico número de pareja, muy bien bailado técnicamente, sin apenas espacio para respirar, mucha energía y excelente relación entre ambos para hacer de “Golpes de nada” una pieza muy sensual.

Y dejamos para el final al tinerfeño Daniel Abreu que estrenó, “Vertebral”, un unipersonal en donde evoluciona su propio lenguaje y hace de su estilo tan reconocible un bello pasaporte a la excelencia. Elementos justos, tiempo perfecto, cambios de camisetas, un desfile de colores, una buena interpretación y una música adecuada. Una pieza redonda, preñada de esa maestría calmada de este gran creador al que tanto admiramos.