Visto el paisaje actual, con una pequeña loma, Punta Lucero, la que alberga el yacimiento, y a cuyas faldas se ven los efectos de una cantera y toda la enorme infraestructura del superpuerto, poco cabía imaginar que en un tiempo pasado por ahí se pasearan el jaguar europeo o el antecedente del lobo. Pero un estudio de una parte de la colección que permanecía inédita tras unos primeros estudios ha permitido conocer la presencia de especies inéditas hasta ahora en la CAV: el felino dientes de cimitarra (Homotherium latidens), el jaguar europeo (Panthera gombaszoegensis) y el antepasado del lobo (Canis mosbachensis). Junto con estas especies había restos de un rinoceronte, tres ciervos, un ciervo gigante, varios grandes bóvidos y un zorro. El yacimiento actuó como una trampa natural donde varios animales cayeron y murieron, siendo seguramente una pequeña sima en las faldas del monte. Los yacimientos más cercanos en los que se han encontrado fauna parecida son los enclavados en la Sierra de Atapuerca, Burgos.

Este descubrimiento dirige a un momento en el que en Bizkaia había ciervos gigantes, rinocerontes y se podían ver rebaños de bisontes, uros... Estos herbívoros serían acechados por depredadores solitarios como el jaguar y el dientes de cimitarra, entre otros. En esta época, o poco después, aparecieron los primeros grupos humanos, afirma la nota de prensa de Ikerbasque

400 mil años

El yacimiento tendría un mínimo de 400 mil años y no más de 600 mil según criterios biocronológicos y se situaría, por tanto, en el Pleistoceno medio. Sería contemporáneo o algo más antiguo que los yacimientos que muestran las actividades más antiguas de seres humanos en la CAV.

«La identificación de un colmillo inferior dentro de los restos de Punta Lucero como perteneciente a un felino dientes de cimitarra fue lo que nos hizo darnos cuenta que este yacimiento podría ser más antiguo de lo que se pensaba y fue el desencadenante de la revisión de todo el material fósil», comenta Asier Gómez-Olivencia, autor principal del trabajo.

Iñaki Libano, descubridor del yacimiento indica que «los restos del antepasado del lobo se encontraron en la parte más alta del yacimiento, siendo los últimos restos en depositarse». Estos restos (dientes en su totalidad) son los que han indicado a los investigadores la edad mínima del yacimiento, 400 mil años.

Sobre el contexto geográfico, Joseba Rios, investigador del Centro Nacional sobre Evolución Humana precisa que «no hay muchos yacimientos arqueológicos del Pleistoceno medio en la cornisa cantábrica y los que hay tienen, en general, menos de 300 mil años».