Alberto PRADILLA
DESDE ATENAS

«NO VAMOS A DEJAR QUE NOS ROBEN EL NOMBRE DE EUROPA»

UNA MULTITUD ABARROTÓ AYER SYNTAGMA PARA RECHAZAR LAS POLÍTICAS DE AUSTERIDAD Y PEDIR EL «NO» A LA OFERTA DE LA TROIKA EN EL REFERÉNDUM QUE TENDRÁ LUGAR EL DOMINGO. FRENTE A LA IMAGEN APOCALÍPTICA, LO QUE LA MARCHA PROYECTABA ERA EUFORIA Y EL CONVENCIMIENTO DE QUE SE PUEDE CAMBIAR EUROPA.

«No vamos a dejar que los hipócritas nos roben el nombre de Europa». Desde los megáfonos de la plaza Syntagma, en Atenas, se da por finalizada la manifestación con un mensaje claro: Europa no es el diseño inamovible de la Troika. Minutos antes, la multitud que abarrotaba los aledaños del Parlamento griego, dejaba claro que «no queremos marcharnos de Europa, vamos a cambiarla». El escenario que en tantas ocasiones acogió los enfrentamientos posteriores a cada nueva medida de recortes aprobada por la Cámara helena se convirtió ayer en la exhibición de fuerza de quienes rechazan las políticas de austeridad y propugnan el «No» en el referéndum del domingo. Entre banderas griegas también ondeaban enseñas de los estados de la Unión Europea e incluso una estelada. En los altavoces, «Bella Ciao» y canciones de resistencia. La zona, que se había abarrotado desde las 19.30 horas, comenzaba a despejarse pasadas las 22.00, aunque todavía quedaba una multitud con carteles contra la austeridad. Incluso una marcha motorizada atronaba las calles pidiendo el «No».

Pese a los discursos apocalípticos que rodean al futuro inmediato de Grecia la sensación en la plaza era de euforia, de que la partida no ha concluido. De aquí al domingo, el primer ministro, Alexis Tsipras, y su Ejecutivo deben convencer a un país exhausto por los brutales recortes a plantarse ante la última oferta de la Troika. En la consulta también se pone sobre la mesa la continuidad del Gobierno de Syriza, ya que se da por seguro que, en caso de que se impusiesen los partidarios de aceptar someterse a los acreedores, Tsipras convocaría elecciones.

«El domingo vamos a vencer al terror. Digan lo que digan las televisiones (que ya han lanzado encuestas vaticinando el «Sí»)», argumentaban desde los megáfonos, que instaban a votar «No». El discurso del miedo, tanto interior como externo, es una de las claves a la hora de entender el referéndum. Ayer era un día propicio para teatralizar la intranquilidad, teniendo en cuenta que era la primera jornada con los bancos y la bolsa cerrados y un control de capitales que impide sacar más de 60 euros al día. Sin embargo, no hubo escenas de pánico. Cierto es que, por la mañana, se podían ver algunas colas frente a las sucursales y hubo problemas con jubilados que carecían de tarjeta de crédito. No obstante, por la noche, en cajeros cercanos a Syntagma había personas sacando dinero sin ningún problema.

Ya hay pregunta

La incertidumbre no se puede evitar. Sin precedentes no hay dónde compararse y, además, la situación se mueve vertiginosamente. Fuera de Syntagma había dudas y la campaña del establishment es brutal. «No se qué es lo mejor para el país. Espero que no se tome ninguna medida extrema», indicaba un joven recién llegado desde Estambul. «Estamos ante el momento más crítico de los últimos años», argumentaba una mujer enfundada en el chándal de la selección griega. Buena parte de la delegación helena que ha participado en los juegos de Bakú aterrizaba ayer en Atenas al mismo tiempo en el que miles de personas se sumaban a la gran marcha.

Hace semanas el hecho de convocar una consulta era impensable en Bruselas. Ayer se hizo pública la pregunta: «¿Debería la propuesta que fue sometida por la Comisión Europea, el BCE y el FMI en el eurogrupo el 25 de junio de 2015, que consiste en dos partes que juntas constituyen su propuesta integral, ser aceptada?».