Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Espías»

Nace una nueva heroína del cine de acción paródico

Con el rotundo éxito de “Spy” se abre la posibilidad más que segura de una nueva franquicia del cine de acción paródico con la agente Susan Cooper como máxima protagonista. Paul Feig ya había dirigido a la estelar Melissa McCarthy en “La boda de mi mejor amiga” (2011) y en “Cuerpos especiales” (2013), pero en ninguno de los dos títulos se la había jugado con la actriz como en esta tercera ocasión. En el primero ella formaba parte del reparto coral femenino, y en el segundo hacía pareja en la tradición de las “buddy movies” con Sandra Bullock. Y por fin le ha llegado la hora de llevar todo el peso de la función, con la ayuda de unos secundarios que por una vez se olvidan de ser protagónicos, como Rose Byrne, Jude Law o Jason Statham.

A pesar de los buenos resultados arrojados por “Spy” en taquilla, creo que harían mal en explotar en sucesivas entregas la comicidad de Melissa McCarthy en solitario, porque se corre el peligro de quemar su imagen, haciendo que llegue a cansar. Hay que estar ciego para no ver que forma una genial pareja cómica con Miranda Hart, ya que en las contadas escenas que comparten se convierten en la versión femenina y actualizada de El Gordo y El Flaco.

Eso no obsta para reconocer que Melissa McCarthy sale airosa de todos y cada uno de los emparejamientos o duelos que le van tocando a lo largo de una película de dos horas de duración que nunca cansan, sobre todo cuando se enfrenta con la villana que encarna Rose Byrne dentro de los límites de la cocina de un restaurante, arrojándose todo tipo de objetos afilados, entre los que el más peligroso resulta ser una barra de pan duro.

Pero si nuestra heroína con sobrepeso se luce en las peleas, donde ya está de traca es en las persecuciones motorizadas, en especial en aquella que conduce un scooter. Es la antítesis embromada del mito bondiano del superagente muy macho.