Koldo Asiron Saez
Universidad Pública de Navarra
GAURKOA

Sobre un plan estratégico del euskera en la UPNA

«Gezur bat esan nuen Getarian, eta etxera orduko, atarian»

El por qué no un plan estratégico del euskera de 2009 hasta hoy: Cualquiera que conozca un poco la historia del euskera en la Universidad Pública de Navarra sabe cuántos planes de normalización del euskera se han elaborado y de lo poco que han servido. Desde el primer plan del rector García Blasco en 1992, tres o cuatro más con el rector Pérez Prados, y por lo menos uno más con el rector Burillo, la mayoría de ellos no sirvieron para conseguir el más mínimo avance en la situación del euskera y sí, sin embargo, para prolongar en el tiempo la falta de una reglamentación adecuada para su desarrollo en los distintos ámbitos de la vida universitaria.

Con esta experiencia anterior, hace ocho años los responsables de la planificación lingüística teníamos muy claro que no debíamos dedicarnos a elaborar grandes y rimbombantes planes de euskera que, o bien luego no serían aprobados en los órganos de gobierno de la Universidad, o bien no serían desarrollados por los mismos, como había sucedido hasta entonces, y sí trabajar sin grandes declaraciones de principios, ni exageradas alharacas en el avance del euskera en la Universidad. Por tanto, la decisión de no elaborar un plan propio y específico del euskera que luego debería ser debatido en los órganos de gobierno, y que, tal y como era la situación hace ocho años, generaría las consabidas tensiones y presiones en contra en el seno de la comunidad universitaria, fue una decisión estratégica y perfectamente reflexionada.

Por eso resulta cuando menos extraño que los firmantes del artículo de opinión “Por un plan estratégico del euskera en la UPNA” publicado hace unos días, planteen un plan estratégico obviando, y en algún caso incluso descalificando, el trabajo realizado durante estos últimos ocho años. Trabajo que, si bien no ha respondido al 100% de lo que sus responsables hemos planteado y propuesto al equipo rectoral, sí ha supuesto un avance considerable en la situación del euskera en la Universidad.

Algunos datos reales y verificables: Estamos de acuerdo en que los datos son fácilmente manipulables, tanto como lo es afirmar, a sabiendas de que no es así, que «lo recogido en el Plan Estratégico de la Universidad 2011-2014 constituye la línea de actuación de la UPNA en el tema del euskera». La realidad, sin embargo, es la que refleja el día a día de la Universidad:

Docencia en euskera. Durante estos últimos años se ha pasado de impartir en las titulaciones de la Universidad poco más de 100 asignaturas en euskera a impartir 246 en el 2014-2015. Los primeros cursos de la mayoría de titulaciones se pueden realizar íntegramente en euskera.

Ámbito administrativo. Se ha establecido el bilingüismo en toda la estructura de la Universidad a través del Reglamento de Uso Administrativo del Euskera. Son bilingües prácticamente toda la papelería oficial de la Universidad, la imagen corporativa o la señalización y las principales herramientas informáticas utilizadas por los estudiantes en sus relaciones con la Universidad tanto administrativas como docentes. Una vez bilingües los primeros niveles de la página web de la universidad, se sigue avanzando en los siguientes.

Formación de personal. A propuesta de la Comisión de Planificación Lingüística, se han aprobado unas condiciones más favorables para la euskaldunización del personal de administración y servicios, con un régimen de compensaciones horarias y económicas adecuado para facilitar el aprendizaje de euskera.

Promoción. En estos ocho años se han realizado numerosas acciones en el ámbito de la promoción y fomento del euskera: campañas anuales para el impulso de su utilización, actividades culturales, seminarios, conferencias, mesas redondas, concursos, encuentros con expertos, exposiciones, etc.

La asignación de perfiles lingüísticos: Mención aparte por su importancia en la vida universitaria, merece la asignación de perfiles lingüísticos al personal de administración y servicios, que asignó conocimiento de euskera a más del 20% de los puestos de trabajo administrativos de la Universidad. Si bien es cierto que este documento, a pesar de ser aprobado por la Comisión, no fue trasladado posteriormente al Consejo de Gobierno, no es menos cierto que sí se ha ido aplicando en los sucesivos procesos selectivos realizados en la Universidad. Un ejemplo lo encontramos en la última oposición realizada para cubrir 19 puestos de auxiliar administrativo, en donde 10 de ellos tenían asignado perfil lingüístico. Además, resultado de otros procesos de promoción, se han incorporado a la plantilla plazas con perfil en euskera como la que, por ejemplo, ocupa uno de los firmantes del artículo de opinión antes mencionado. Y es una realidad, también, que durante estos últimos años no ha habido en el campus a causa del euskera ni encierros, ni ocupación de edificios, ni desalojos policiales, ni otras manifestaciones de ese tipo, tónica habitual de años anteriores y sí, sin embargo, una ausencia de tensiones a favor y en contra del euskera y un clima de consenso, consecuencia de la política lingüística desarrollada.

Por tanto: No, efectivamente, estos últimos ocho años no ha habido un Plan Estratégico del Euskera, pero sí un trabajo real y efectivo, estratégicamente planificado, que ha hecho que la situación del euskera haya cambiado de raíz en la Universidad Pública de Navarra. Por eso, cuando se habla de la «absoluta falta de planificación que ha existido estos años», además de estar faltando a la verdad, se está también dudando o directamente atacando a la dignidad y al trabajo de los miembros de la Comisión de Planificación Lingüística, órgano al que los Estatutos le encomiendan la labor de la planificación lingüística. Órgano formado por personas con una trayectoria vital y universitaria reconocida de trabajo a favor del euskera, y para nada sospechosas de su falta de compromiso hacia el mismo; alguna de ellas compañero de sindicato de varios de los firmantes del mencionado escrito y que ha trabajado codo con codo con el resto de sus componentes.

Como probablemente ya nos hemos extendido demasiado, no vamos a entrar a rebatir la esperpéntica comparación entre la consideración del inglés y el euskera en la Universidad, ni tampoco otras afirmaciones rotundamente falsas como que el documento de memoria de actividades de estos ocho años se debe a requerimientos de los firmantes del escrito. Sus autores llevábamos semanas recopilando información y elaborando ya los primeros borradores, antes de que nadie lo «requiriese».

Es mucho lo que queda por hacer, no lo dudamos, hay que seguir aumentando la oferta de asignaturas en euskera en todas las titulaciones, y particularmente en la Facultad de Ciencias de la Salud donde hay una gran potencialidad de estudiantes euskaldunes, hay que dar definitivamente oficialidad al documento de perfiles lingüísticos, habrá que pulir desajustes en algunos aspectos del bilingüismo administrativo y, tal vez sí en este momento, analizar la oportunidad de elaborar un plan estratégico del euskera, pero lo cierto es que entre la realidad de la situación del euskera en la Universidad en 2007 y la que tenemos hoy en día, ocho años después, media un abismo. Negarlo es simplemente negar una evidencia, o intentar confundir.

Y es que, como dice un antiguo refrán: «Embustes y cuentos, de uno nacen cientos».