Imanol CARRILLO
DONOSTIA

Comienza el plazo en La Palma para negociar la extinción de los contratos

Los 15 trabajadores de Calzados La Palma, en concurso de acreedores desde el pasado mes de marzo, llevan desde el 11 de junio realizando concentraciones en contra del cierre de esta tienda histórica de Bilbo. La plantilla denuncia que se trata de una «quiebra fraudulenta».

La plantilla de Calzados La Palma, formada por 15 trabajadores, lleva desde el 11 de junio realizando concentraciones ante la tienda, situada en Posta Kalea del Casco Viejo de Bilbo, contra el cierre de un comercio familiar «muy antiguo e importante» –fundado en 1927– pero que desde marzo se encuentra en concurso de acreedores.

Ayer precisamente los trabajadores de La Palma recibieron la notificación del juez en la que les informaba del comienzo del plazo legal de dos semanas de conversaciones para negociar la extinción de los contratos, informó a este periódico Javi Sarasola, empleado de la tienda desde hace 40 años y afiliado a LAB.

El trabajador denuncia que los responsables de la tienda «han hecho cosas muy raras durante estos años». Los problemas comenzaron en 2007, cuando las dos hermanas que heredaron el negocio lo dividieron en dos partes. «Ellas compraban lo justo y nosotros vendíamos más de lo comprado. El stock ha ido cayendo estos años y nos hemos quedado sin stock en la tienda».

Debido a ello, en marzo la empresa convocó a los empleados a «una reunión sorpresa» en la que les propuso eliminar la comisión de venta y la antigüedad, algo que la plantilla rechazó porque significaba «rebajarse el sueldo a la mitad», y además la dirección no les ofrecía «garantías suficientes».

La respuesta fue «amenazarnos con entrar en concurso de acreedores», señala Sarasola, algo que sucedió a la semana siguiente, aunque la plantilla denuncia que «ni siquiera han presentado un plan de viabilidad» a pesar de alegar la empresa que han hecho «un concurso de acreedores de continuidad».

«A conciencia»

Además, los dueños abrieron una pequeña tienda en Indautxu que «dicen que les da pérdidas», indica el empleado, «pero nosotros pensamos que ha sido una tienda para hacer operaciones y llevarla a la ruina».

Por todo ello, considera que se trata de una «quiebra fraudulenta», que «lo han preparado a conciencia estos años», por lo que denuncia «las irregularidades en la gestión».

Asimismo, rechaza que las franquicias les estén «robando clientela», como sí ocurre con el pequeño comercio. «Trabajamos para un tipo de gente muy concreta, trabajamos zapatos de calidad y un servicio muy personalizado. Yo he calzado a niños recién nacidos y luego les he vendido zapatos para la boda. Hemos atendido muchas generaciones de familias. Nos conoce mucha gente y tenemos muchos clientes», finaliza.