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VIENA

Los líderes políticos juegan la última mano de la partida nuclear iraní

El último capítulo en la larga negociación entre Irán y las grandes potencias en relación al programa nuclear iraní comenzó ayer, en una carrera contrarreloj para resolver las divergencias que impiden llegar a un aún no garantizado acuerdo histórico, un día antes de la fecha límite de hoy. Las negociaciones podrían prorrogarse hasta el jueves.

Los ministros de Exteriores del Grupo 5+1 (EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Estado francés, China y Alemania) regresaron a Viena ayer, en el décimo día de conversaciones, para reunirse alrededor de la misma mesa con Irán por primera vez en diez días con la intención de presionar a la República Islámica con la esperanza de resolver las cuestiones pendientes y poner fin a la interminable negociación sobre el programa nuclear de Teherán con un acuerdo histórico tras una década de esfuerzos infructuosos. El plazo fijado concluye hoy, pero los límites no han sido respetados con anterioridad y persistían los principales obstáculos, por lo que la agencia iraní Fars informó de que las conversaciones podrían prorrogarse hasta mañana por la noche o el jueves por la mañana.

Los cancilleres del Grupo 5+1 coincidieron en que «ya es hora» de alcanzar un acuerdo, que «todas las cartas están sobre la mesa» y que este momento «es una oportunidad única para poner fin a doce años de conflicto». «La cuestión principal es saber si los iraníes aceptarán adoptar compromisos claros», dijo el francés, Laurent Fabius.

Un responsable iraní afirmó ayer que Teherán ha hecho «varias concesiones» y mostrado «mucha flexibilidad», por lo que solo faltaba que los ministros abordaran «unos pocos asuntos». Pese a ello, admitió que algunos eran de peso y no habían sido resueltos porque «no eran fáciles».

El programa nuclear iraní fue revelado a principios de siglo y las conversaciones comenzaron en 2003 para intentar desactivar uno de los temas más sensibles y complejos de las actuales relaciones internacionales, pero la negociación no fue plenamente relanzada hasta 2012, con reuniones secretas entre diplomáticos de EEUU e Irán.

Las negociaciones están destinadas a garantizar el carácter pacífico del programa nuclear iraní a cambio de la retirada de las sanciones internacionales que ahogan su economía. Teherán siempre ha asegurado que su programa era de naturaleza estrictamente civil y que aceptaría limitar su dimensión y ponerlo bajo estricto control internacional, pero exige el fin inmediato de las sanciones.

Los ministros deberán resolver ahora los últimos puntos de divergencia para deshacer los nudos gordianos de esta negociación: la duración del acuerdo, las modalidades y amplitud de las inspecciones internacionales y el ritmo al que se levantarán las sanciones.

Los iraníes reclaman rapidez en este último punto, mientras el Grupo 5+1 insiste en que se trate de un proceso progresivo y reversible en caso de que Teherán no mantenga sus compromisos.

La Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) será el verdadero garante de la aplicación del acuerdo.

El acuerdo, un primer paso para que Rohani asiente su poder

El acuerdo nuclear sería un paso para que el presidente iraní, Hassan Rohani, asentara su poder, porque aún deberá enfrentarse a desafíos en política interior, ya que se ha desplomado el poder adquisitivo de la clase media y los más desfavorecidos. Prometió un acuerdo y levantar las sanciones, manteniendo el programa nuclear. En 2016, el electorado podría votar por candidatos favorables a su política o volverse hacia los conservadores, si no cumple sus promesas.GARA