Antonio Mora Plaza
2015/7/30

Grecia (y la Europa mediterránea) sólo ha perdido una batalla

La derecha y la prensa de derechas en España –y también la de fuera– ha considerado el acuerdo de Grecia con el Consejo europeo como una derrota de Tsipras y su partido. Aunque aún no se sabe todas las cláusulas y algunas no tienen un grado de concreción suficiente, pero no está clara la derrota de Grecia y de su gobierno. (...) Tsipras ha logrado convencer a los europeos e inversores internacionales que nunca va a salir del euro. (...) incluso ha sido capaz de enfrentarse a su propio partido con este fin arriesgando su futuro –y casi presente– político. Aquí el factor humano ha dado el máximo. Lo paradójico es que ha sido también su debilidad en la propia negociación, porque Tsipras ha demostrado a posteriori –pero se notaba a priori– que nunca había estado dispuesto a salirse del euro, lo cual le ha dejado sin contrajuego en la negociación. (...) Tsipras pierde en el acuerdo porque nunca estuvo en su propuesta y en sus secretas intenciones la posible salida del euro. Yo creo que el gobierno se equivoca permaneciendo en el euro (...).

La batalla ahora ya no es entre Grecia y el Eurogrupo sino entre Grecia y la pretensión alemana de marchar hacia una Unión Europea (y Monetaria) alemana de baja intensidad y sin ninguna solidaridad. Esta pretensión se tambalea. De momento Francia ha dado ya el primer paso –esperado– al proponer a Italia y a España avanzar en la unión laboral y fiscal sin pedir permiso a Alemania. (...) el FMI no ha retirado la propuesta de una quita por su parte de 50.000 millones de euros para la deuda griega; (...) el BCE sigue apoyando el acuerdo facilitando en la práctica de forma ilimitada crédito a la banca griega.

(...) el gran problema de la Unión Monetaria –incluso la Económica– no es Grecia ni España, Italia o Francia, sino Alemania (...) sin solidaridad –aunque sea forzada– no hay futuro en común en Europa. Y el camino para sacar voluntariamente a Alemania del euro y de la Unión Económica parece claro: aumentar brutalmente el presupuesto europeo y destinar la mitad al menos del mismo a la solidaridad.