Da gusto comprobar cómo, por fin, la parte relegada del pasado se hace un hueco en el presente y además en el que resulta más alegre y festivo. A primeros de julio tuvimos la oportunidad de ver cómo los miembros de la peña La Veleta eran homenajeados en el txupinazo sanferminero, recordando cómo impulsaron la vestimenta en blanco y rojo en las fiestas y de paso, cómo muchos de esos jóvenes mozos fueron masacrados en 1936 por pensar de manera diferente a los golpistas que terminaron desencadenando una guerra.

A ese cohete están siguiendo otros con una filosofía similar, ya que buscan tener un recuerdo con aquellos que nos han precedido, como ocurrirá este mismo fin de semana en Agoitz. En este caso, las personas que se van a asomar al balcón consistorial para dar comienzo al jolgorio son el grupo de mayores que han participado en un proyecto del Ayuntamiento destinado a preservar la memoria histórica de la localidad navarra.

Se trata de una veintena larga de vecinos y vecinas que han aportado sus recuerdos para que las nuevas generaciones sepan cómo era el Agoitz de antaño y al que un grupo de voluntarios ha dado forma en un libro ilustrado con mil fotografías antiguas y un DVD.

Para esas personas que han aportado sus vivencias a esta iniciativa, prender la mecha del cohete festivo de su pueblo seguro que es un auténtico honor. Pero sobre todo me parece la manera más entrañable de reconocer a una generación que vivió unos tiempos muy difíciles sin perder la sonrisa.