Michel MOUTOT
AFP

«Se venden dos BPC Mistral. A estrenar. Razón: Estado francés»

Solucionado el contencioso con Moscú, París se dispone a buscar nuevo comprador para sus dos barcos Mistral, ya que la Marina francesa no tiene los medios, ni la voluntad, para quedarse con ellos. El Estado francés asegura que no tendrá dificultades para encontrarlo.

Para el presidente francés, François Hollande, los dos buques de proyección y mando (BPC) Mistral que han sido construidos para Rusia «suscitan cierta demanda por parte de muchos países», por lo que, asegura, «no habrá ninguna dificultad para encontrar comprador».

París había suspendido la entrega de estos navíos, que ya habían sido pagados como estaba estipulado en el contrato firmado con Moscú, a causa de la crisis ucraniana que ha enfrentado a Rusia con la UE y EEUU. Pero, como subrayó el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, ya son «plena propiedad de Francia». Según recoge el acuerdo anunciado por Hollande, París va a reembolsar íntegramente a Moscú las sumas comprometidas, que ascienden a casi 1.200 millones de euros, y «ahora es deseable venderlos [a una tercera parte] lo más rápidamente posible».

La solución más sencilla habría sido que los adquiriera la Marina francesa, que posee ya tres buques de ese tipo, todos de reciente construcción. Pero «dados sus compromisos presupuestarios actuales, no está en el interés de los ejércitos franceses no venderlos», confiesa a AFP un oficial especialista en programas de armamento, quien, dado que está en activo, pidió permanecer en el anonimato. «Guardarlos querría decir no solo pagarlos, sino también hacerlos funcionar, crear tripulaciones, atracarlos, mantenerlos... Es cuestión de prioridades presupuestarias. Es absolutamente necesario venderlos», añade.

«Es una lástima, absolutamente. Porque son barcos ultramodernos, pero... la Marina francesa ya tiene tres, no puede adquirir otros dos», lamenta el almirante Alain Coldefy, antiguo inspector general del Ejército.

Antes de que los comerciales del grupo constructor, DCNS, empiecen a buscar seriamente nuevos compradores, hará falta «desrusificar» las naves, construidas para responder a las especificaciones de la Marina rusa. Esto significa desmontar equipos, cambiar sistemas de telecomunicaciones, las interfaces hombre-máquina, que tienen caracteres en cirílico, y toda la documentación.

El pasado mes de febrero, el director general de DCNS, Hervé Guillou, había estimado que el coste de la adaptación a un nuevo cliente podría ascender a una suma de entre varias decenas y varios cientos de millones de euros, según las necesidades específicas. «La desrusificación no debería suponer un gran problema», estima Coldefy. «Sin duda, los rusos van a intentar alargar un poco las cosas, intentarán robarnos todo lo que puedan, el máximo de tecnología, como es habitual. Dicen que pueden fabricar estos barcos ellos mismos, pero de hecho están muy retrasados», precisa.

No será tan fácil

Aunque el savoir-faire francés en esta materia esté reconocido internacionalmente y «varios países, muchos, han mostrado interés por estos barcos», como asegura el ministro Le Drian, las pistas realmente serias no son tan numerosas.

Según el centro de análisis militar y geopolítico IHS Jane’s, la demanda mundial para este tipo de barco será de 26 en la próxima década. Pero únicamente cinco o seis países –como Canadá, India y Brasil– tienen a la vez la capacidad financiera, militar y técnica suficiente para comprarlos y utilizarlos plenamente, y aún no cuentan con ellos, asegura una fuente próxima al caso.

«Hay que encontrar países que quieran intervenir en el mundo, mostrar su bandera. Países que tengan los medios necesario para permitirse barcos tan sofisticados, de primera clase. Y hace falta también que tengan marinos bien formados, lo que no es tan evidente», explica el almirante Coldefy.

Además, para Ben Moores, analista de IHS Jane’s, tendrán que «superar la oposición de lobbies ligados a los constructores navales locales. Actualmente, casi todo el mundo construye buques, es una cuestión de orgullo nacional decir: ‘Nosotros construimos nuestros barcos’». «Francia conseguirá, sin duda, vender sus dos Mistral, pero deberá reducir seriamente el precio para hacerlos atractivos. Eso podría llevar años», advierte.

Philippe Migault, especialista en cuestiones de armamento del centro de reflexión Iris, comenta que «esta historia, al final, nos va a costar entre 1.000 y 2.000 millones de euros». «Solo el hecho de mantenerlos en el muelle –indica–, nos cuesta entre uno y cinco millones de euros al mes. Esta no es la mejor posición para negociar con los potenciales compradores».

Rusia da el asunto por resuelto con la devolución del pago adelantado

Según el Kremlin, París ya ha devuelto a Moscú el dinero adelantado por el contrato firmado en junio de 2011 –que, según estimaciones de la prensa local, ascendía a unos 840 millones de euros– y da el asunto por resuelto.

Era el primer contrato de venta de buques de un país de la OTAN a Rusia, lo que generó gran inquietud entre los tres estados bálticos exsoviéticos y Polonia.

Los Mistral –de 199 metros de eslora y 32 de manga– tienen una capacidad de desplazamiento con lastre de 32.300 toneladas, desarrollan una velocidad de hasta 18,8 nudos y pueden albergar medio millar de soldados, 50 vehículos blindados y 16 helicópteros.GARA