Las manifestaciones en favor de Dilma Rousseff pretenden contrarrestar las protestas contra el Gobierno que movilizaron el domingo a cientos de miles de personas en 205 ciudades, pero no significan un respaldo a la actual política económica del Gobierno ni a su ajuste fiscal.

Así lo dejó claro la Central Única de los Trabajadores (CUT), la mayor unión sindical del país y vinculada históricamente al oficialista Partido de los Trabajadores (PT). «Estaremos en las calles de todo el país este 20 de agosto en defensa de los derechos sociales, de la libertad y de la democracia, pero también contra la ofensiva de la derecha y por salidas populares para la crisis», según la nota de la CUT. La central sindical aclara que protestará contra el ajuste fiscal con el que la jefa de Estado pretende hacer frente a la crisis económica del país.

La CUT dijo que mostrará «su vehemente repudio a la amenaza de golpe (de Estado) orquestada por sectores conservadores», pero al mismo tiempo expresa «su rechazo a la actual política económica».

Además de por la CUT, las manifestaciones están convocadas por los izquierdistas Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y Partido Comunista do Brasil (PCdoB). También participarán organizaciones sociales como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el Movimiento de los Sin Techo (MTST), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y la Unión Brasileña de Mujeres.

Pese a las críticas de los movimiento sociales a la política económica y al ajuste fiscal, el PT, que gobierna Brasil desde hace trece años y que está liderado por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, decidió pedir a sus militantes que refuercen las manifestaciones de hoy. «Llegó la hora de ir a las calles para defender los derechos laborales, las conquistas sociales de los últimos años y, por encima de todo, para defender nuestra democracia», asegura un mensaje emitido en la televisión y transmitido el martes por el PT. Por eso, agrega el mensaje, «súmate a la movilización nacional que, este jueves, unirá movimientos sociales, partidos políticos, centrales sindicales y todos los que creen que Brasil es mayor que cualquier crisis».

La visita de Merkel

Brasil, además de una crisis económica, atraviesa un momento de turbulencias políticas derivadas en buena medida de los casos de corrupción en la empresa estatal Petrobras, que han incrementado el descontento de la población con el Gobierno y han dejado en un paupérrimo 8% la popularidad de la presidenta Rousseff, que ayer esperaba la visita de la canciller alemana, Angela Merkel.