Entre las colinas de Bunuze se reunirán un año más ministros, presidentes de las principales empresas francesas de construcción, representantes del mundo financiero y profesores de grandes universidades, entre otros, para discutir el tema de la vivienda, o en el caso de los empresarios y banqueros, para escuchar atentamente. La participante más conocida de la cita del viernes 28 será Sylvia Pinel, la ministra de Vivienda.

¿Qué novedades plantea esta edición de las Jornadas de Inxauseta?

Lo que tiene de especial es que no vamos a tratar los temas de la vivienda en Francia. Estamos en plena crisis de la vivienda en el Estado, pero también vamos a mirar a Europa. Aparte de las grandes decisiones macroeconómicas, que no sabemos muy bien quién las toma, la pregunta que nos hacemos es: ¿Y si empezamos a reflexionar concretamente sobre lo que podría ser una Europa social? Es decir, una Europa en la que la gente se sienta concernida, implicada. Hay que tener en cuenta que la vivienda supone más del 20% del presupuesto de un hogar, y cuanto menos se gana mayor es el esfuerzo económico. Mucha gente tiene que gastar el 40 o el 50%, sobre todo en zonas como la costa vasca, París...

Hemos pensado en mirar lo que hacen nuestros amigos europeos y ver si hay algunas prácticas interesantes. La idea es escuchar a un cierto número de responsables europeos que van a hablarnos de sus éxitos. Es interesante que empecemos a intercambiar, a hacernos preguntas a nivel europeo. Hay que ver cómo deben controlarse los modelos económicos si no queremos caer en el estilo de la crisis de las hipotecas subprime americanas o el modelo de construcción de España.

Inxauseta es un lugar de creación de ideas. ¿Podría hablarnos de algunos conceptos tratados o concebidos en Bunuze?

La renovación urbana ha sido uno de ellos, es decir, intervenir en los barrios olvidados. La idea ha sido hacer revivir esas zonas, volver a acercar los barrios a la ciudad, utilizando los medios de transporte, y volver a trabajar sobre el urbanismo. Cuando esos edificios fueron construidos en los años 60 y 70 se hicieron sin nociones de urbanismo. Al principio fueron una muy buena opción, pero después, con la crisis, se concentraron millones de parados en esos barrios. También planteamos la idea de la garantia de alquileres a riesgo. Por ejemplo, un joven que quiere alquilar pero necesita un avalista. Planteamos el dispositivo previendo una garantía para los gastos de vivienda sin pagar.

¿Cómo ve la crisis de la vivienda en el Estado francés?

El modelo francés tiene muchas debilidades, pero cuidado, porque hoy falta dinero en todas partes. El riesgo es que los dispositivos que aseguran un mínimo de equilibrio se pongan en duda. Los dispositivos de ayuda para la vivienda son de 17.000 millones de euros, pero si el día de mañana se debilita, como plantean algunos, ¿cuáles serán las consecuencias sobre una gran parte de la población? Una de las preocupaciones es esa. Hay que decir: ‘cuidado, no se tocan los grandes equilibrios, o se tocan con cuidado’.

El tema lo trataremos también desde una visión un poco más filosófica, como si la felicidad está en el acceso a la propiedad, como decía Sarkozy. La media de Europa es del 70%. ¿Los países que tienen más propietarios soportan mejor la crisis? La respuesta es justo lo inverso. En Albania el 97% son propietarios, en España el 86%, y por el lado contrario en Alemania el 45% y en Suiza el 31%. ¿Cuál es la razón del acceso a la propiedad? Si se deja un parte tan importante de los recursos es porque se tiene miedo al futuro. En general, se trata de países en los que no hay protección social o es mala.

Durante los momentos más difíciles estuvo en Grecia. ¿Qué es lo que vio?

Pasamos más de un mes allí y estuvimos con la población, responsables políticos, funcionarios, gente del medio asociativo... Me conmovió sobre todo la extraordinaria solidaridad. Una parte de Europa los trata de irresponsables, pero no hay que dejarse engañar. La Iglesia tiene el 25% de los bienes inmobiliarios, y no paga impuestos. La población tiene la impresión de estar estigmatizada.