Idoia Mendia, secretaria general del PSE, opina que la Secretaría para la Paz y la Convivencia del Gobierno Vasco «pretende equiparar la acción criminal sistemática de ETA, cuyos atentados provocaron cientos de asesinatos, destinada a imponer un proyecto político, a otros hechos que también han supuesto vulneración de derechos pero que tienen su origen en otras circunstancias».

Sra. Mendia, ¿esas «otras circunstancias» a las que se refiere son el constante estado de excepción que sufrió el País Vasco y las actuaciones en defensa del «proyecto político» fascista del franquismo por parte de la Guardia Civil, la Policía Armada española y los «incontrolados»?

Idoia Mendia dice también que los socialistas no comparten «el intento de la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco de diluir la violencia específicamente desarrollada en Euskadi –el terrorismo de ETA y los terrorismos que trataron de combatirlo ilegalmente– en un conjunto de violencias que vendrían a avalar la tesis del conflicto político».

Sra. Mendia, cuando menciona «la violencia específicamente desarrollada en Euskadi» ¿se refiere también a la ejercida en las calles por los cuerpos policiales y los «incontrolados»? ¿O es usted quien está queriendo diluir la violencia y el terror al que estos cuerpos nos sometieron a las ciudadanas y ciudadanos del País Vasco durante los seis estados de excepción con los que tuvieron más barra libre todavía para negar la existencia de conflicto político?

Idoia Mendia opina también que «las víctimas que han visto vulnerados sus derechos por actuaciones irregulares de funcionarios públicos, y que hayan sido reconocidas como tales, tienen derecho a ser «reparadas y recordadas»… pero «de forma diferenciada porque la causa de su victimización fue distinta».

Sra. Mendia, unos apuntes: mi hermano, Mikel Salegi Urbieta, muerto en 1974 en un control de la Guardia Civil, no vió «vulnerados sus derechos», fue asesinado, y las «actuaciones» que usted tacha de «irregulares» eran sistemáticas, como usted bien sabe o debería saber.

Jaime Mayor Oreja decía que vivió el franquismo con «extraordinaria placidez». Parece que no fue el único.