GARA
BILBO

Miles de personas y treinta gigantes dan a Aste Nagusia un adios por todo lo alto

La de ayer fue en Bilbo una jornada para gozar con la compañía de gigantes y cabezudos, de disfrutar de la música de gaitas y txistus, de entregar y recibir premios, pero sobre todo, fue un día para despedir a Marijaia hasta el año que viene. La semana más festiva también tiene su punto y final. Quien más, quien menos, ya mira al calendario.

La Aste Nagusia bilbaina es una fiesta mayúscula, y desde su reina y símbolo Marijaia, hasta el tamaño de las txosnas y la extensión del recinto festivo, todo es a lo grande, de forma que no es de extrañar que la despedida que le dieron ayer sus más fieles fuera también por todo lo alto.

Miles de personas se acercaron a la orilla de la ría, desde el Ayuntamiento hasta el Arenal, para decir adios a una edición que ha resultado igualmente multitudinaria. El espectáculo, tal como había sido anunciado, comenzó poco después de las diez de la noche, cuando Marijaia dio un paseo en gabarra, secundado por txupinera y pregonera, antes de ser pasto de las llamas. De ellas resurgirá, cual Ave Fénix, pero eso será ya el próximo año. Hasta entonces solo queda recordar los buenos momentos atesorados.

Concentración de gigantes

Y entre esos buenos momentos probablemente estarán algunos con fecha de ayer, sobre todo para los más pequeños y pequeñas de la casa, que disfrutaron de la treintena de gigantes que participaron en la edición número 26 de la Concentración de Gigantes de Aste Nagusia. A la cita, fijada en el Arenal y Alde Zaharra, asistieron sobre todo familias con niños, y a la veintena de gigantes que forman el cortejo habitual de las fiestas se unieron más de una decena de figuras pertenecientes a los grupos del barrio iruindarra de Donibane, Arrasate, Kanbo, Irrintzi (de Donostia), Bermeo y las secciones Ondalan y Ondalan Txiki del barrio de Deusto.

De nuevo con una mañana de sol atosigante en Bilbo, los gigantes se congregaron de inicio en la plaza Circular, y desde allí enfilaron el camino hacia las Siete Calles. Marcharon junto a su séquito musical de txistularis y gaiteros –ayer se incorporaron gaiteros de Tutera, Eltziego, Elgoibar, Bermeo, Elizondo y de Bizkaiko Gaiteroak Taldea– y escoltados por los no menos entrañables cabezudos, que armados con sus vejigas infladas de aire causaron un buen número de risas y también algún llanto de susto entre los pequeños.

Las grandes figuras hechas de fibra de vidrio, madera y tela, de entre 40 y 50 kilos de peso y unos cuatro metros de altura, y que en su mayoría representan personajes típicos del imaginario bilbaino y vizcaino, bailaron al ritmo de sus porteadores y a los sones de gaitas y txistus.

De hecho, el sonido del txistu tuvo ayer un especial protagonismo en el cierre de fiestas, ya que además de la aportada para el baile de los gigantes, en la plaza Nueva tuvo lugar un gran alarde de txistularis.

Gastronómico y fuegos

Pero el de ayer no fue solo día de despedidas, de comenzar a desmontar andamios y de mirar con morriña al calendario, sino también de recoger lo sembrado o, mejor dicho, lo cocinado.

Porque poco después del mediodía, cuando los jugos gástricos más aprietan, se procedió a la entrega de premios del certamen gastronómico, toda una institución en Aste Nagusia y que de año en año va superándose en cantidad de participantes y en la calidad de los guisos.

De hecho, para cerrar el concurso tocó preparar un guiso de rabo, una prueba en la que participaron unos ochenta cocineros y que ganó Zarragada, de Laukiz, seguido de Marrazoak, de Mungia, y Lauaxetara, de Bakio. Entre las comparsas, el equipo más hábil con la cazuela fue el de Txomin Barullo, seguido de Moskotarrak y Sin Kuartel.

En el global del gastronómico, el ganador ha sido el getxoztarra Jon Arregi, secundado en el podio por BK y Txoko Kantarranas, ambos de Urduña. Entre las comparsas, Txomin Barullo se ha llevado el gato al agua, seguido de Aixe Berri y Moskotarrak.

Por otra parte, ayer también se hizo entrega del premio del XXV Concurso Internacional de Fuegos Artificiales, que, curiosamente, fue otorgado a Pirotecnia Valenciana, la misma firma que causó un incendio de matorrales muy aparatoso durante el lanzamiento de su colección, el domingo 23 de agosto.