La adopción en la Rada Suprema (Parlamento) de un proyecto de ley que contempla cierta descentralización de Ucrania provocó ayer en Kiev enfrentamientos sin precedentes desde las protestas del Maidán, a principios de 2014, entre las fuerzas de seguridad y manifestantes de extrema derecha, que se saldaron con la muerte de un guardia nacional y un centenar de heridos, la mayoría policías y varios de gravedad. El presidente, Petro Poroshenko, y el primer ministro, Arseni Yatseniuk, responsabilizaron de los incidentes a los partidos convocantes Svoboda y Pravy Sektor, y pidieron un castigo «severo» para los responsables, también políticos.

El fallecido fue alcanzado en el corazón por una esquirla de la granada lanzada por un manifestante, ya detenido. El Ministerio de Interior acusó a Svoboda de lanzar «artefactos explosivos» contra las fuerzas de seguridad. Su líder, Oleg Tiagnibok, apuntó a «provocadores al servicio de las autoridades».

La reforma constitucional fue exigida por los aliados occidentales de Kiev en virtud de los Acuerdos de Minsk, que piden una «descentralización» del poder hacia finales de año. 265 diputados –39 más que los necesarios– votaron a favor durante una sesión agitada en la que un grupo de opositores intentó impedir la aprobación de un proyecto que cree «antiucraniano» y «pro-Putin» y ve como un intento de legalizar el control que los separatistas ejercen en el este del territorio ucraniano.

La reforma concede más poder a los consejos locales y regionales del país pero, al contrario de lo que querían los separatistas, no da el estatuto semiautónomico a la región industrial que controlan. El estatuto de esa región tendrá que ser definido por otra ley.