Nagore BELASTEGI
CONMEMORACIÓN DEL 31 DE AGOSTO

RECORDANDO LAS HERIDAS QUE FORJARON LA CIUDAD ACTUAL

EL 31 DE AGOSTO DE 1813 DONOSTIA CAYÓ A MANOS DE LAS TROPAS INGLESAS Y PORTUGUESAS. CAYERON SUS MURALLAS Y SUS EDIFICIOS. ABRIERON UNA BRECHA EN EL EDIFICIO QUE HOY LLEVA ESE NOMBRE Y CONSIGUIERON DESPOJAR A LA CIUDADANÍA DE TODO LO QUE POSEÍAN. PERO SE REPUSIERON, Y DE AQUELLAS HERIDAS SURGIÓ LA DONOSTIA ACTUAL.

Hace dos siglos que las calles de la vieja ciudad de Donostia ardieron y quedaron reducidas a escombros. Esas mismas calles que surgieron de sus cenizas y hoy forman la Parte Vieja, brillaban por la lluvia caída durante la tarde.

A las 18.00 la plaza Zuloaga se llenó de soldados a petición de la sociedad Kainoieta; portugueses e ingleses a un lado, donostiarras al otro. Tocaron una canción con los tambores, algo que llamó la atención de los turistas, pero el cañonazo inesperado hizo que muchos se giraran asustados con las manos sobre sus cabezas.

Los dirigentes de cada tropa se saludaron cordialmente antes de dar comienzo a otra canción y emprender después la marcha. Dispararon al aire en medio de la calle 31 de Agosto, aquella sola calle que los aliados, que se suponía venían a liberar Donostia de los franceses, dejaron en pie.

Los soldados llegaron hasta la iglesia de Santa María, donde las campanas tocaban a muerto. Se quitaron los sombreros como símbolo de solemnidad y tras la Marcha de San Sebastián efectuaron otra descarga esparciendo pólvora sobre las cabezas de los asistentes.

Continuaron su marcha hacia el Boulevard, donde se juntaron con otro grupo de soldados que traían el cañón a ritmo de música de gaitas. Una vez todos juntos, se les unió la corporación municipal y realizaron una ofrenda floral a las víctimas, así como un homenaje al Coro Easo y Koruko Ama Birjinaren Eskola por su 75 aniversario.

Una brecha en la muralla

La recreación del asalto de la ciudad la hicieron poco después, en la Bretxa, lugar clave en la historia de la capital guipuzcoana. Tal día como ayer, hace doscientos dos años, las tropas inglesas y portuguesas, aliadas de las españolas, consiguieron entrar en una Donostia dominada por las tropas francesas. Con varios ataques a la muralla, a cañonazos, consiguieron abrir una brecha en un edificio por la que se colaron para hacerse con la ciudad. Saquearon las casas y violaron a las mujeres. Destruyeron la ciudad.

Esa historia podía conocerla cualquiera que se paseara ayer por la Parte Vieja donostiarra, puesto que la iniciativa Donostia Sutan 1813-2013, creada para conmemorar el bicentenario de la efeméride, se encargó de empapelarla con carteles que llevaban citas y frases representativas.

A las 21.30 tuvo lugar uno de los momentos más emotivos que pueda celebrarse en Donostia, el encendido de velas en la calle 31 de Agosto. La luz de las antorchas iluminó la ya de por sí oscura noche a la vez que sonaba el Primitivo Himno de la ciudad acompañado de las voces de los coros Easo, Santa Cecilia y Gaztelupe.