Cristina Cifuentes es la presidenta de la Comunidad de Madrid gracias a un pacto con Ciudadanos que le está apretando para que tome decisiones que ayuden, al menos superficialmente, a una cierta y limpieza de unas estructuras corruptas. Uno de los pactos es la televisión autonómica, TeleMadrid, quizás uno de los peores ejemplos de la acumulación de partidismo y derroche culposo en sus gastos cuando gobiernan los de la banda de Rajoy.

No hace ni un mes que tomaron alguna decisión para empezar a cambiar sus sistémicos hábitos partidistas, despidieron a alguno de sus colaboradores más ultra, piden un consenso con el resto de partidos para cambiar el estatuto, pero lo aplazan todo para después de las generales, lo que quiere decir que se utilizará esa cadena fantasma para loa de los peperos y algo para Ciudadanos que empiezan a darles miedo. Pues bien, de repente se despacha la presidenta diciendo que si no es rentable, la cerrará. Y añade toda la sarta de lugares comunes demagógicos de que existen situaciones más urgentes donde invertir el dinero y cosas por el estilo.

¿Qué entiende por ser rentable la señora Cifuentes? Si gana de nuevo el PP será rentable, pero si pierde, harán lo posible por cerrarla por su inutilidad como herramienta electoral. Y es que ahí reside lo de ser rentable para algunos. Llevamos parcheando los entes públicos, dando bandazos, pero no se ha discutido de manera profunda, en el siglo XXI, por qué, para qué, cómo debe ser un ente público, y cuánto debe costar. Se argumenta de manera inicial o sin reflexión tanto para mantenerlas como para acabar con ellas. Y cada día que pasa sin volver a marcar el terreno de juego e incluso el propio juego, ayuda al deterioro general del propio medio televisivo y de la noción de libertad de información.