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GUATEMALA

Guatemala celebra el desaforamiento de Pérez, que intenta evitar su arresto

El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, se pone a disposición del juez para tratar de evitar su detención, después de que el Congreso decidiera retirarle la inmunidad para que sea investigado por su presunta vinculación con una trama de corrupción. Guatemala, casi sin excepción, celebró la decisión.

Es la primera vez en la historia de Guatemala que un presidente pierde la inmunidad jurídica. El Congreso decidió el martes (madrugada en Euskal Herria) levantar el aforamiento a Otto Pérez Molina, vinculado a una red de fraude aduanero por el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). La Corte de Constitucionalidad, máxima instancia judicial, rechazó ayer por unanimidad dos recursos de amparo presentados el domingo por el presidente que pretendían dejar sin efecto el antejuicio en su contra.

En la sesión plenaria del Congreso, los 132 diputados presentes votaron a favor de retirar la inmunidad a Pérez para que pueda ser investigado tras haber sido acusado de ser uno de los cabecillas de la estructura criminal, desmantelada en abril, encargada de cobrar sobornos en las aduanas para favorecer la importación de ciertos productos y evitar el pago de impuestos a otros.

El abogado del jefe del Estado, César Calderón, aseguró ayer que Pérez Molina se pondrá a disposición del juez Miguel Ángel Gálvez para intentar eludir el «espectáculo» de su detención, que en cualquier caso puede producirse.

Por el momento, el juez ha admitido la petición de la Fiscalía de dictar una orden de arraigo contra él para evitar que pueda salir del país y asegurar que esté a disposición de los tribunales. El Ministerio Público también analizará pedir la prisión preventiva del presidente, al que acusarán de «asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera», aunque no descarta imputarle más delitos y anunció que pedirá a los tribunales que le cesen de sus funciones si acaba compareciendo ante el juez.

La fiscal general, Thelma Aldana, señaló a AFP que «iremos a juicio y luego habrá un veredicto que, según mi apreciación y lo que conozco del expediente, deberá ser una condena».

Por primera vez en su vida de militar retirado, el exgeneral que fuera jefe de la temida Dirección de Inteligencia Militar, podría sentarse en el banquillo, donde deberá rebatir las 88.000 escuchas telefónicas y miles de documentos que supuestamente le incriminan.

En el exterior del Congreso, los ciudadanos celebraron la decisión con cohetes, bocinazos e infinidad de aplausos. Algunos llegaron a las lágrimas.

Y es que Guatemala, casi en su totalidad, se congratuló por el desaforamiento, salvo la Presidencia que, aunque lo esperaba al considerar que los diputados tenían la oportunidad de no perder votos de cara a las elecciones del domingo, insistió en que no habrá dimisión.

El procurador de los Derechos Humanos, Jorge de León Duque, indicó a Efe que la resolución «fortalece la democracia y el estado de derecho» y el presidente del Colegio de Abogados y Notarios, Marco Antonio Sagastume, vio en ella «un ejemplo para el mundo» y pidió la renuncia de Pérez Molina.

La izquierda guatemalteca indicó que es una «victoria más» del pueblo y aprovechó la ocasión para instar a las autoridades judiciales a «mantener independencia» en sus decisiones.

También los candidatos Manuel Baldizón (LIDER) y Sandra Torres (UNE) saludaron la noticia y valoraron la presión popular.

Menchú: «Es el gran despertar de la población»

La movilización popular ante el escándalo de corrupción que involucra a Otto Pérez Molina «es el gran despertar de la población», señala en una entrevista con AFP la Premio Nobel de la Paz 1992 Rigoberta Menchú. Un despertar y un ejemplo, dice, que «tiene que replicarse en todos los tiempos de Guatemala, un país racista, clasista y dividido por la violencia, la tragedia y el engaño».

Menchú considera que el momento es una «encrucijada» para el propio sistema, tras una gran movilización social cuyo único objetivo ha sido expresar un «no rotundo a la corrupción, al saqueo que durante muchos años se ha hecho a las arcas del Estado», y que «ha movido el tapete de la impunidad y el crimen organizado, que estaba incrustado en todas las instituciones y no había formar de tocarlo».

Advierte de que Pérez , como todo kaibil (escuadrón contrainsurgente del Ejército), no se rendirá. «Es un hombre de guerra, de la Inteligencia, peligroso» que puede «armar estrategias de choque», afirma, a través de la confrontación racial o entre el campo y la ciudad, en la que pidió no caer. «Si va a la cárcel, teme ser juzgado no solo por corrupción, sino también por un pasado que está cerrando el ciclo para quienes perpetuaron el genocidio y las matanzas (en la guerra de 1960-1996)».

Asegura Menchú que los guatemaltecos dicen que ya no tienen presidente; el sistema ya no tiene presidente. «Ahora no tiene poder, nada más le queda la vergüenza».

En esta situación, cree que «las elecciones (del domingo) han perdido su crédito y no tienen legitimidad, pero hemos tenido que unirnos en llamar al voto (...) porque no hay alternativa. La elección nos ha puesto una camisa de fuerza: o nos hacemos a un lado y perdemos los que siempre perdemos, o jugamos los mismos riesgos dentro de esta camisa de fuerza».K.A - E.C.