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Vuelve el toque de queda a Cizre tras enterrar a dieciséis kurdos

Miles de personas marcharon ayer por las calles de la ciudad kurda de Cizre (junto a la frontera siria, en el Estado turco) con motivo del funeral de dieciséis personas que murieron durante los combates de los últimos días, después de que el sábado quedara interrumpido el toque de queda decretado una semana antes. Horas después, volvían el toque de queda y la guerra sin piedad.

Los vecinos de Cizre se ven así obligados, «hasta nueva orden», a vivir otra vez con las comunicaciones con el exterior cortadas, en una ciudad destrozada por los combates entre las fuerzas de seguridad turcas y los militantes kurdos.

Ankara había impuesto el 4 de setiembre un estricto toque de queda en Cizre, un bastión del PKK. Durante una semana, intensos combates enfrentaron al Ejército y la Policía con los combatientes kurdos. Según el Gobierno de Erdogan, más de 30 guerrilleros del PKK murieron. El pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) ofrece un balance bien distinto: durante los ocho días del primer toque de queda, veintiún civiles murieron en tiroteos o por fuego de artillería. Esa versión cuenta con el aval de representantes de ONG turcas que se desplazaron el sábado a la ciudad, de unos 125.000 habitantes.

Bebé de un mes

Entre las víctimas enterradas ayer había dos niños de 10 y 13 años, una madre de 53, dos ancianos de 75 años y un bebé de apenas 35 días.

Tres agentes de Policía murieron y otros quince resultaron heridos ayer en varios ataques del PKK (todos ellos cerca de Diyarbakir), en los que fueron abatidos también cinco guerrilleros kurdos, según medios turcos.