Dabid LAZKANOITURBURU

La gran batalla por el control de Yemen se acerca a la capital del país, Sanaa

El 21 de setiembre de 2014, los hutíes tomaron el control de la capital yemení y lanzaron una ofensiva hacia el sur del país. Un año después, los bombardeos liderados por Arabia Saudí han forzado a los rebeldes a replegarse y a concentrarse en Sanaa.

La aviación saudí prosiguió ayer con sus bombardeos diarios contra la capital yemení, Sanaa, mientras los rebeldes hutíes anunciaron una manifestación masiva para celebrar el primer aniversario de su entrada militar en la ciudad.

Los ataques tuvieron otra vez como objetivos depósitos de armamento en el barrio de Nooms e intentaron alcanzar la residencia de un parlamentario próximo al expresidente Ali Abdallah Saleh, aliado de los hutíes.

Este movimiento, que proviene de la minoría zaydí (chií), que agrupa a un tercio de la población yemení, tomó el 21 de setiembre al asalto la sede del Gobierno en Sanaa. Lo hizo con la ayuda de los militares fieles a Saleh, derrocado tras la primavera árabe yemení en 2011. Eso no impide a los hutíes conmemorar el día de ayer, declarado festivo, como el primer aniversario de la «revolución del 21 de setiembre».

Los hutíes iniciaron la ofensiva dos meses antes desde sus feudos del norte del país y justificaron su rebelión por la lucha contra la corrupción, intacta tras el derrocamiento de Saleh, y por la necesidad de hacer frente a Al Qaeda, que se hizo fuerte aprovechando la inestabilidad.

La resolución 2216 de la ONU

El líder zaydí, Abdel Malek al-Huthi, hizo ayer un llamamiento a los ciudadanos de Sanaa a participar en la manifestación y reiteró su rechazo a la principal demanda del Gobierno en el exilio del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi, quien exige la aplicación de la Resolcuión 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU, que insta a los rebeldes a retirarse de las zonas conquistadas en el último año y a entregar las armas requisadas a lo que queda del Ejército yemení.

Tras controlar Sanaa, los hutíes y sus aliados extendieron su control hacia el sur de Yemen, incluida su capital, Aden, y forzaron en marzo al presidente Hadi a refugiarse en Riad.

Arabia Saudí, que hasta entonces había asistido sorprendentemente impasible al avance hutí, decidió entonces impliccar a una decema de países árabes en una campaña de bombardos que ha permiido a las fuerzas tribales y sureñas más o menos leales a Hadi recuperar el control de cinco provincias del sur, incluido el puerto de Aden.

En paralelo, la coalición árabe ha incrementado su participación directa con tropas sobre eal terreno. Actualmente se asiste a una importante concentración de milicianos yemeníes y tropas extranjeras en la provincia de Marib, al este de Sanaa, en lo que se anuncia como la ofensiva final hacia la capital.

Algunas fuentes cifran en 10.000 los soldados extranjeros en Marib, a los que hay que incluir las fuerzas yemeníes leales a Hadi y las tribus suníes hostiles a los zaydíes.

Situada en el centro de Yemen, la provincia petrolera de Marib tiene una importancia estratégica decisiva para la reconquista de la capital. Ocurre que los rebeldes hutíes tienen fuerte presencia en varios enclaves de la provincia.

Contraataques certeros

Y los hutíes no tienen intención de quedarse de brazos cruzados. El ataque hace dos semans con un misil Tochka (todo un saludo de Irán) contra el aeropuerto de Safer, en Marib, dejó un saldo de 68 soldados extranjeros, la mayoría emiratíes, muertos.

Estos días han sido instalados en el aeropuerto seis sistemas de misiles antimisiles Patriot, lo que a su vez apunta al grado de implicación indirecta en esta guerra de EEUU.

No acaban ahí los contraataques hutíes. Desde su feudos del norte, principalmente la provincia de Saada, los guerrilleros lanzan esporádicos ataques contra el Ejército saudí en su frontera. Y es que los hutíes son combatientes aguerridos y bregados en mil batallas tanto en Yemen como contra los saudíes. Y sus aliados de Saleh son tropas experimentadas de la temida Guardia Republicana que no tienen nada que perder. Tienen además armamento sofisticado y misiles Scud y Tochka.

Los expertos advierten que lo del sur ha sido una escaramuza comparado con la anunciada batalla por el norte de Yemen.

Guerra sectaria o lucha por el reparto de poder

La inmensa mayoría de los medios de comunicación presentan el conflicto como una lucha sectaria entre la mayoría suní (chafí) apoyada por Riad y la minoría zaydí (chií) avalada por Teherán pero, como casi siempre ocurre, la crisis esconde cuestiones más terrenales como la lucha por el reparto del poder y el control de los recursos.

Tras el derrocamiento de Saleh. la Conferencia de Diálogo Nacional fue encomendada con, entre otras, la misión de propiciar un acuerdo sobre la división federal en un país, Yemen, que estuvo dividido entre el Norte y el Sur durante la Guerra Fría y que vive décadas de rebelión hutí en el norte.

Todas las partes acordaron que Yemen debería convertirse en un país federal. Más allá, la propuesta del Gobierno de dividir el país en seis entres federales fue rechazada tanto por los socialistas yemeníes como por los hutíes, pero por motivos distintos. Los primeros exigen organizar el estado en dos únicos entes. Los hutíes exigen acceso al mar desde su feudo montañoso y la zona petrolera de Al-Jawf. D.L.