Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Walls»

Algunos de los 10.000 kilómetros que dividen la tierra

El proyecto que Pablo Iraburu y Migueltxo Molina han presentado al canal televisivo Discovery Max no puede ser más interesante, pues se trata de documentar parte de los 10.000 kilómetros de muros que dividen o separan la tierra, una cantidad cada vez más desproporcionada que impide la libre circulación de las personas de un lugar a otro, de un país a otro. Es un testimonio urgente, por cuanto afecta a millones de personas en todo el mundo, dentro de un fenómeno totalitario que ha ido en aumento desde la caída del Muro de Berlín en 1989, cuando se creía que se había acabado simbolicamente con este tipo de barreras.

Desconozco las verdaderas dimensiones de “Walls” en su conjunto, pero el largometraje que se presentó en Donostia dentro de la sección Zinemira y ahora se estrena comercialmente en Iruñea, da la impresión de ser una especie de piloto de una serie para televisión más extensa. El largometraje por sí solo se queda algo escaso, tal vez debido a problemas de infraestructura en un rodaje internacional de estas características. Se han elegido tres únicos ejemplos que se quedan cortos, y cuya representatividad no deja de ser muy relativa: México-EEUU, Sudáfrica-Zimbabwe y Africa-Europa (Melilla).

En una obra así no se puede obviar la situación de Cisjordania y el apartheid que ha levandado Israel con su muro de la vergüenza, pero tal vez se deba a que se ha rehuido cualquier asomo de planteamiento geopolítico. En su lugar aparece la débil propuesta de una lectura humanista, según la cual se intenta reflejar que las personas a ambos lados de esas murallas son iguales. Es como si esas construcciones, ya sean hechas con alambradas o paredes de hormigón, hubieran surgido de la nada, como setas de primavera. Alguien las ha tenido que levantar y con alguna intención, que “Walls” no deja entrever en ningún momento. Hay comprensión hasta para los vigilantes.