M.I.
EL CORO

Niño prodigio versus profesor estricto

El cineasta québécois François Girard es conocido por sus películas melómanas, tanto por “Sinfonía en soledad: Un retrato de Glenn Gould” (1993) como por “El violín rojo” (1998). Es lógico por tanto que haya aceptado en Hollywood el encargo de llevar a la pantalla el único guion del autor de ciencia-ficción Ben Ripley, que no pertenece a dicho género, sino que se ajusta al esquema del niño con una voz prodigiosa enfrentado a un profesor de música muy estricto y disciplinario.

“The Boychoir” tuvo en contra el año pasado el coincidir con la obra maestra de Damien Chazelle “Whiplash” (2014), que profundizaba mucho más en la relación entre un docente de métodos casi militares y un joven empeñado en convertirse en un instrumentista de jazz virtuoso. A falta de algo tan ruidoso como una batería para llamar la atención, aquí el protagonista conquista al público con su forma emotiva de cantar, a la que suma su condición de huérfano. Dentro de la tesitura melodramática, la caracterización como maestro de Dustin Hoffman evita caer en el paternalismo, optando a cambio por sacar lo mejor de su alumno y hacer que se supere a sí mismo.