Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

El Día de la Marmota (foral)

Estamos asistiendo a la enésima escenificación de un pulso en torno al régimen foral de los cuatro territorios vascos peninsulares y sospecho que esto interesa tanto a quienes supuestamente pretenden acabar con el Convenio y el Concierto económicos como a algunos de quienes los defienden.

¿Y si su objetivo compartido fuera situar el horizonte de expectativa en la continuidad del actual statu quo, para hacer creer a la sociedad vasca que en estas circunstancias sería una locura embarcarse en «aventuras soberanistas»? De este modo, además de justificar a posteriori la trayectoria histórica del PNV, la defensa del actual estatus aparecería como única posición razonable frente a los ataques del nacionalismo español: que nos quedemos como estamos.

Me pregunto si cuando Urkullu habla de nación foral y desde PP, Ciudadanos o PSOE cuestionan el sistema foral no estarán en realidad asumiendo roles en un espectáculo compartido, para situar la discusión en torno a la foralidad y no sobre la soberanía.

Por supuesto, es necesario responder con firmeza a cualquier intento de limitar nuestra capacidad de decisión y gestión, pero negar que el sistema foral sea un privilegio es un esfuerzo inútil que en este país se lleva haciendo desde el siglo XVIII. El Estado español solo se ha movido en términos de correlación de fuerzas, y si no lo ha mutilado más es por el temor a sus posibles consecuencias. Mejor dejar que termine de una vez el día de la marmota foral.

No creo que sea momento de estrategias conservadoras. El horizonte no puede ser conservar el Convenio o el Concierto, sino abrir procesos participativos de debate y resolución sobre nuestro futuro y, al mismo tiempo, dotarnos de nuestras propias estructuras estatales, incluida una Hacienda soberana. Soberanía, esa es la clave que, con la repetitiva, casposa y aburrida polémica foral quieren sacar del centro del debate político.