Raimundo Fitero
DE REOJO

Clubes

Los aviones hacen demasiado ruido aunque solamente escupan humo de color. Sin apenas tiempo para asimilar el colorido, la disciplina y la exhibición de fuerza vemos el desfile de Corea del Norte y de la España imperial de sota, caballo y rey. Demasiado charol refulgente, demasiado golpe de pecho, demasiadas amenazas. Entre el Gran Líder norcoreano y el petit point del jefe de la banda las diferencias se notan solamente en la forma, no en el fondo. Pertenecen al mismo club de gasto en armamentos para mantener una imagen y unos presupuestos flexibles en el ámbito de la defensa, no se sabe de qué o de quién.

Vemos clubes de muchas disciplinas, pero el que nos parece en absoluta decadencia es “El Club de la Comedia”. Se nota desánimo, no hay garra, la presentadora es una actriz que no asume su papel de comunicadora de inmediateces, de cómica que debe deglutir el guión para convertirlo en algo que interese bastante más que su pelo rubio o sus piernas tersas. No es suficiente tener un gancho físico, debe existir un gancho cómico y eso no se enseña, se tiene o se desarrolla a base de mucho estudio y ensayo. Y si entre los que narran los guiones colocamos demasiados personajes televisivos sin tradición cómica, la entrega se hunde, se diluye, se convierte en algo bastante cansino y pobre. Eso sucedió el pasado domingo. Insufrible. No se le ve futuro por este camino.

A uno le gustaría estar un rato en el club de Julio Iglesias como invitado. Me parece un cínico que supera todas las pruebas del algodón. Jordi Évole lo colocó como entremés de su retorno la semana próxima con su “Salvados”. Un aval magnífico porque dentro de su especie, parece un ser libre que opina lo que le viene en gana sin muchos reparos. Y sabe reírse de sí mismo y mantener abierta todas las leyendas sobre su vida y excesos.