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Protesta multitudinaria en Kabul por la decapitación de siete hazaras

La indignación por la muerte de siete personas pertenecientes a la minoría hazara sacó a las calles de Kabul a miles de manifestantes que, con los cadáveres de las víctimas, exigieron responsabilidades al Gobierno. La Policía intervino y provocó al menos seis heridos.

Miles de personas marcharon ayer por las calles de Kabul para protestar por la decapitación de siete chiíes de la minoría étnica hazara. La intervención de la Policía dejó al menos seis heridos y los participantes llegaron a entrar en el palacio presidencial con los cadáveres de las víctimas. La magnitud de la marcha, integrada principalmente por hazaras y la más multitudinaria de este tipo en los últimos años en Afganistán, forzó al presidente del país, Ashraf Ghani, a dar un discurso a la nación en el que pidió evitar «reacciones que causen caos en la sociedad».

Las siete víctimas, que habían permanecido secuestradas desde agosto, fueron ejecutadas el pasado fin de semana por supuestos miembros del Estado Islámico (ISIS) en medio de enfrentamientos entre esa formación y los talibanes en la sureña provincia de Zabul.

Los manifestantes recorrieron 11 kilómetros de la capital afgana con los cuerpos de las víctimas a cuestas, entre ellas dos mujeres y una niña de 9 años, entre gritos de «muerte a los talibanes, muerte al Daesh (acrónimo del ISIS en árabe) y muerte al incompetente Gobierno».

Sensación de inseguridad

Los hazaras, en su mayoría chiíes, han sido duramente perseguidos en Afganistán, fueron masacrados por los talibán y Al Qaeda en los años 90 y una serie de muertes y secuestros durante este año han avivado un ambiente de creciente desesperación. «La única manera de prevenir este tipo de crímenes en el futuro es hacerse cargo de todas las oficinas del Gobierno hasta que tomen una decisión», demandaba uno de los manifestantes. «Hemos venido aquí para pedir al Gobierno que nos de a los autores para que podamos vengarnos», afirmaba otro.

Pese a las promesas de Ghani, de una investigación que esclarezca los hechos, la sensación de inseguridad no ha dejado de aumentar desde que los talibanes tomaron el control de la ciudad de Kunduz en setiembre.

Los manifestantes denunciaron que todos los días se mata a miembros de esta minoría en las carreteras que conectan las provincias de Gazni, Bamiyan y Vardak con Kabul, en donde los talibanes controlan gran parte del territorio.

Debido a estos ataques, muchos hazaras han dirigido su ira contra los pastunes, la minoría más amplia, y caldo de cultivo para el reclutamiento islamista.