Raimundo Fitero
DE REOJO

Clases

Dos lecciones en una entrega de “Salvados”: la ligereza con la que nos clasificamos socialmente y la supuesta desaparición de la clase obrera como una confusión inducida. La estrella de la última entrega de Jordi Évole fue Owen Jones, un joven investigador que ha escrito varios libros para demostrar que la supuesta desaparición de las clases sociales no es otra cosa que una estrategia muy bien implantada por Margaret Thatcher que han asumido sin apenas reticencias los partidos políticos y los analistas e investigadores. En una supuesta aula universitaria se nos presentó a un grupo de estudiantes frente a un profesor que les preguntaba si se consideraban clase media, a lo que todos contestaron de manera unánime y orgullosa que sí. Entonces el profesor les explicó en números el arco de ingresos en que se consideraba que estaba esa clase y comprobaron cómo ellos no llegaban ni con distancia. Pero es la clase media baja, la media media y la alta una quimera, un lugar inexistente en donde se quiere estar aunque no se pertenezca, aunque sea consumiendo ropas y complementos de marcas falsificadas para simular. Una entelequia que sirve para mantener la estadística virtual electoral.  El joven profesor Jones nos explicó que lo que han logrado para que desaparezcan las luchas obreras es colocar el enemigo no en la patronal, los recortes, la inestabilidad, el gobierno, sino en tu vecino, en quien compite contigo por un puesto de trabajo. No una lucha colectiva sino individual. La ruptura con cualquier conciencia de clase. Y se demostró en el programa con entrevistas a trabajadores en precario que se declaraban votantes del PP con argumentos delirantes. Hasta que salió un viejo militante de una naval gallega que reprodujo el discurso obrerista. Sonó muy bien, pero lamentablemente como una reliquia nostálgica.