I. PEQUEÑO-X. BAÑUELOS
santo domingo
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NORIS GONZÁLEZ MIRABAL
HIJA DE PATRIA MIRABAL

«Éramos los hijos de las Mirabal y eso no se heredaba, se demostraba»

Nació y creció en el seno de una familia de activistas políticas dominicanas, las hermanas Mirabal, revolucionarias que murieron por la democracia contra la dictadura de Trujillo antes de convertirse en un símbolo de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Hija de Patria Mirabal, nos recuerda por qué, cada 25 de noviembre, Las Mariposas renacen.

¿Cómo recuerdas a tu madre y a tus tías más allá de la política?

Mi madre era humilde, observadora y atenta; daba y daba sin pensar y sin recibir. De Teresa recuerdo cuando estaba estudiando ingeniería y yo la ayudaba a sacar el polvillo de los lápices de colores para hacer las maquetas. De Minerva recuerdo que cuando me levantaba temprano, la veía en la cocina tomando café y leyendo, siempre leyendo, y a veces fumando sus cigarrillos. Recuerdo cuando dio a luz a Minou y mi mamá le enseñaba cómo envolverla para que creyera que estaba en brazos y las dejara hablar de arte, de política, y ver revistas.

¿Eras consciente entonces del activismo de tu familia?

En casa había muchas reuniones siempre en voz baja. A veces no nos dejaban estar porque era peligroso y estábamos alertados de que no debíamos hablar sobre lo que oyéramos. Dentro del Movimiento Revolucionario 14 de Junio estábamos involucrados todos; mi hermano, mis primos y yo recolectábamos pólvora de los torpedos de Navidad para hacer bombas. De noche se rajaban cuidadosamente, se sacaba y yo me encargaba también de limpiar los muebles para que a la mañana siguiente no se viera todo plateado. Había que tener cuidado porque el servicio doméstico podía denunciarnos.

¿Cómo te enteras de la muerte de las Mirabal? ¿Cómo lo recuerdas?

Una prima de mi madre fue a buscarme al colegio y me dijo que habían tenido un accidente. No pensé que mi madre hubiera muerto, la imagine cuidando de sus hermanas como siempre hacía. Pero cuando llegué a casa y vi el patio y la entrada llena de gente supe que algo grave había ocurrido. Y llegué al salón y me quedé frente a sus féretros, impactada y mirando con horror, las habían asesinado. Nos embargó un dolor muy fuerte, indescriptible, solamente recuerdo estar frente a ellas, el resto… lo borré.

¿Cómo fue tu vida desde entonces? ¿Cómo se vive siendo hija y sobrina de tres iconos de libertad?

Con diecisiete años me protegían mucho porque corríamos peligro, las muertes estaban por doquier. Estábamos en casa de mi abuela, donde nos congregamos todos. Mi abuela era una persona que, a pesar del dolor, vivía para criarnos. Nos hacía sentir fuertes, no quería que fuéramos los huérfanos. Nos decía que teníamos que estar orgullosos de nuestras madres y tías, que teníamos que ser cada vez mejores personas porque éramos los hijos de las Mirabal, de Las Mariposas, y eso no se heredaba, se demostraba. Nuestra abuela se encargó de marcar nuestras vidas con el recuerdo diario de nuestra familia, que había dado su vida por los derechos humanos de este pueblo que fue masacrado durante treinta años. Es motivo de orgullo. Nunca pensamos que al final iban a ser tan reconocidas en el mundo entero.

¿Cómo crees que debemos recordar a Patria, Minerva y Teresa?

Eran mujeres que lucharon por los demás, por lo que no tenían otros y ellas sí, y por lo que ellas tampoco tenían; la libertad y la democracia. Son nuestras heroínas sí, pero también son iconos universales, porque hoy abanderan la pelea para acabar con la violencia contra las mujeres.