Así debería ser, porque según lo anunciado, la franquicia basada en las novelas de Suzanne Collins se acaba con “Sinsajo - Parte II”. Pero no, porque el estudio Lionsgate ya estudia distintas posibilidades para alargar tan rentable ciclo de adaptaciones a la pantalla, mediante precuelas, derivados o historias paralelas. Todo es cuestión de saber la cantidad a pagar a la estelar Jennifer Lawrence para que siga dando vida a la heroína Katniss Everdeen.

Esto no es nuevo, porque los imperativos del negocio ya se han cargado la lógica narrativa, estirando la trilogía al dividir la tercera entrega en dos partes. A consecuencia de lo cual “Sinsajo - Parte I” (2014) no fue más que un mero capítulo de transición, mucho más aburrido que el previo “En llamas” (2013).

Se supone que para echar el resto en la segunda y definitiva parte, que ha contado con un presupuesto de 125 millones de dólares a fin de dotar de una mayor espectacularidad a las escenas bélicas. Y es que los últimos Juegos del Hambre nacen de la obsesión del dictador Snow por convertir la guerra en pruebas o desafíos, y para ello opondrá una dura resistencia a la toma del Capitolio con trampas a superar por los rebeldes.