Alvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

Elecciones devaluadas

Ciertamente el mundo está muy revuelto. Los recientes atentados de París, Mali o Túnez remueven los cimientos de la auto denominada civilización cristiana y occidental, y traen a la palestra la situación en Siria o en Palestina. Ya se sabe que cualquier acontecimiento, por terrible que sea, a base de persistir en el tiempo acaba convirtiéndose en rutina y pierde el interés informativo. Si a ello se añade en manos de quien están los medios de comunicación occidentales, no es de extrañar que los constantes bombardeos en esas tierras se olviden entre nosotros, porque caen lejos, por el paso del tiempo y porque se ocultan.

Las potencias occidentales se arrogan el derecho de machacar constantemente a esos pueblos so pretexto de los perversos argumentos del combate del terrorismo o de la legítima defensa. Solo terribles acontecimientos como estos vuelven a poner en el candelero el problema de Oriente Medio y nos hacen recordar que allí los yankis, los franceses ayudados por los británicos, y los rusos lanzan diariamente y de forma indiscriminada toneladas de bombas contra la población civil causando miles de victimas, inocentes también, aunque no vivan en París.

Pero eso no es una guerra, la guerra solo empieza cuando las víctimas de esos bombardeos atacan en suelo de sus agresores, y entonces se enciende la llama de la Santa Cruzada y los políticos responsables llaman a exterminarlos, como si hasta entonces no estuvieran haciéndolo. Todos a mandar más tropas y a echar gasolina al fuego, sin pensar que estas cosas se sabe como empiezan, pero nunca como acaban.

Con este panorama, no es de extrañar que temas como el de las elecciones generales españolas atraviesen una situación de falta de interés que contrasta con el de otras citas electorales. Ni siquiera el tema de los debates en televisión despierta excesivo interés. Rajoy, fiel a su personaje, escurre el bulto para no debatir con los otros candidatos, con argumentos tan peregrinos como que no tiene tiempo para bobadas, porque tiene que gobernar. Debería sustituirle Bertín Osborne; el mensaje sería el mismo.