Jon ORMAZABAL

ANTÍDOTOS CONTRA LA CLAUSTROFOBIA Y LA ASFIXIA QUE GENERA LA JAULA

Ni Mikel Urrutikoetxea ni Juan Martínez de Irujo son pelotaris de cautividad, de jugar en corto, pero mañana disputarán la final del acotado. GARA ha querido pulsar la opinión de esos técnicos que han tenido al lado en su aclimatación a una distancia siempre explosiva e incómoda.

Azkoitia, 14-10 de 2005. «Yo no valgo para esto». La confesión, en caliente, es de un Juan Martínez de Irujo, que ya sabía lo que era vestir todo un año con el gerriko rojo de campeón manomanista abatido tras caer eliminado ante Imanol Agirre (22-15) en primera ronda del acotado de 2005. Capellán e Ismael Chafee le habían cortado las alas en los dos campeonatos anteriores, una ronda más avanzada. 10 años, tres títulos y ocho finales después, una de las primeras reflexiones post debut en la competición de la jaula del de Aspe es que «me cuesta mucho ponerme».

«Está claro que vale. Lo que pasa es que cuando él comenta eso es que no se siente cómodo. Es un pelotari de potencia, para él , en un momento de aprieto, de agobio, es más fácil pegar un pelotazo largo y salir de ahí. Y eso en todo el frontón es más fácil, no tienes la frontera esa de la pasa. Mano a mano puedes recoger la pelota, darle, seguir peloteando… y eso en el acotado es imposible. Cuando empieza a hacer buena o seguir, si conecta bien con la pelota, puede hacer falta con facilidad y esas cosas le cuestan más hacerlas técnicamente. Por eso le sale decir lo de que no vale», explica Jokin Etxaniz, director deportivo de Aspe desde que el de Ibero dio el salto a profesionales.

En su etapa como técnico del Baskonia, Boza Maljkovic dejó una de esas frases que recogerá cualquier biografía sobre el técnico de Otacec. Al analizar uno de los partidos de su equipo, vino a decir que las estadísticas, tan útiles a la hora de explicar un partido de basket, son «como los bikinis», porque te dan una idea general pero muchas veces esconden lo más interesante. Más allá de lo desafortunada que puede sonar la frase en estos tiempos, algo así puede suceder con el de Ibero y el acotado. «Ha ganado a todos, y también a un gran Aimar. Lo que sucede es que Aimar es muy regular en el Cuatro y Medio. Ha demostrado que es muy completo y le ha tocado enfrente a Juan, si no el de Ibero tendría más txapelas», apostilla el ex delantero profesional de Bergara, sin mucho riesgo de equivocarse.

Sin embargo, incluso a la persona que probablemente más horas ha metido en un frontón con Martínez de Irujo se le escapa que con la de mañana, su pupilo habrá jugado, eso sí, con menos efectividad, las mismas finales (8) que el que es considerado mejor especialista de la distancia. «La verdad es que es un dato que se me escapaba y prueba dos cosas: que siempre terminamos olvidándonos del subcampeón y que, definitivamente, Juan vale, y mucho, para esto».

Tampoco se valora en su justa medida que, desde aquel inesperado traspié en el Gurea azkoitiarra de 2005, el pelotari de Ibero nunca ha fallado a unas semifinales de ese campeonato para el que no valía, y son 10 años consecutivos entre los cuatro mejores. Precisamente tras perder la final de 2008 ante Olaizola II, Irujo acudió a otro especialista del acotado, Patxi Eugi, para que cubriese el hueco que el malogrado Ángel Urzainki había dejado vacío como confesor del iberoarra. El agoitzko, recién colgado el gerriko, aceptó el reto –se estrenó en el desaparecido Master de ese mismo año– y hasta hoy. En ese tiempo, el número uno de Aspe ha seguido engordando su palmarés y mañana igualará, y superará si consigue su cuarto entorchado, a su botillero en la jaula. «Será bueno que me pase. Ahí está el palmarés de cada uno, pero Juan tiene mucho más por hacer» vaticina el exdelantero.

«Todos los años es como la misma canción, “esto no me gusta, esto no me gusta” pero ahí está siempre en las finales. Tiene un nivel muy alto, se siente incómodo en el Cuatro y Medio, pero como todos. Es una modalidad muy incómoda, se juega a mucha velocidad, aunque seas más fuerte de golpe, se nivela mucho y es muy difícil jugar. Es una distancia muy bonita de jugar pero se sufre mucho», explica. «Yo jugaba muy a gusto, pero también muy incómodo. Había muchos días en los que no podías soltar los brazos. Tu rival era inferior en golpe, pero se igualaba todo y las remontadas también eran más factibles. Me encantaba el Cuatro y Medio pero sufría mucho», rememora el técnico navarro.

Respecto a la evolución que han atisbado en el pelotari de Ibero en su trayectoria dentro de la jaula, Jokin Etxaniz lo tiene claro. «Yo creo que ha trabajado más técnicamente. Creo que está notando que físicamente su potencia ya no es la misma de antes a pesar de que todavía es muy potente y por eso utiliza más su técnica en los partidos. Antes muchas veces entraba con un toro y era imposible aguantarle el ritmo. Ahora por contra, veo que ha evolucionado. Luego, como es normal, vas adquiriendo experiencia, sabiduría, colocación… pero lo que más le noto es eso, que ha trabajado mucho técnicamente, y se ha notado», explica.

Y no es algo sencillo. «Muchas veces se da el caso de gente que va bajando físicamente y no se esfuerza en mejorar. En el caso de Juan quiere seguir ahí arriba, se ha esforzado y lo ha conseguido. No se ha quedado con lo que ha conseguido. Ha querido seguir sumando txapelas y finales. Hemos hablado sobre ello y se ha esforzado mucho», agregó.

Un paso adelante

Tampoco ha sido demasiado amistosa la relación de Mikel Urrutikoetxea con el Cuatro y Medio. Y eso que en 2008 se hizo con el título sub 23 de Elgeta tras batir en la final a Ugaitz Renobales. Una victoria en el torneo de Sopela era todo su palmarés previo en la distancia y su discurrir en profesionales tampoco había sido demasiado brillante. Hasta la fecha, su año del debut, en el Cuatro y Medio de primera, 2010, había sido su mejor participación, llegando a cuartos de final tras vencer a Zubieta y Díaz en las rondas previas. Sebastien Gonzalez fue su verdugo. Desde entonces, la revancha ante el de Azkaine en 2012 en el Beotibar había sido su única victoria dentro de la distancia.

Sin embargo, la evolución del zaramoztarra en los últimos años ha sido meteórica. Mikel Etxegia, goizuetarra que fue uno de sus primeros técnicos en el club Adiskide de Galdakao, acentúa el aspecto técnico. Y es que, como reconoció recientemente en una entrevista en Euskadi Irratia, él mismo, que había albergado alguna duda sobre la capacidad atlética de Urrutikoetxea para afrontar más de un partido a la semana, quedó prendado de la fortaleza exhibida en la semifinal ante Oinatz Bengoetxea. Acudió al Labrit a animar al que había sido su pupilo y no se arrepintió de haber presenciado uno de los mejores partidos de la distancia en mucho tiempo. Eso sí, no se sorprende de los 12 kilos que el mismo Urrutikoetxea reconoció haber cogido desde su salto desde aficionados, ya que la dedicación, el esfuerzo y la atención a todos los consejos que recibía eran una de las características más destacables, aparte de su golpe, desde que era un niño que soñaba con jugar a pelota. «Nunca tenía una queja y siempre nos preguntaba qué podía hacer para seguir mejorando», recordó recientemente.

Coincide con él Pablo Berasaluze, su botillero en este su año de reconciliación con el Cuatro y Medio. «Ha entrenado muchísimo, muchísimas horas que mucha gente igual no sabe y al final el trabajo está ahí. Hay que trabajar, Josetxu Areitio y yo hemos estado encima de él, pero trabajar con Mikel se hace fácil. Es muy constante, pero aparte tiene algo, que ha nacido para jugar a pelota», reconoció a GARA el de Berriz.

Pero al margen del trabajo físico y de la serenidad y confianza que transmite, especialmente desde un episodio tan complicado como la suplencia de Oinatz Bengoetxea en la final Manomanista de este año, también ha habido un gran cambio en la forma de juego, que ha exigido eternas sesiones de ganchos y remates en el frontón de Iurreta. «Venía diciéndole años atrás que tenía que cambiar un poco la forma de jugar. Como se juega hoy en día, a bote, prácticamente no tenía nada que hacer. Ha cambiado y le han ido las cosas bien, pero la verdad es que mucha gente intenta cambiar y no puede, pero Mikel al final es un grandísimo pelotari», analiza el puntillero de Berriz.

El propio Urrutikoetxea reconoció que su presencia en la silla le ha servido para llevarlo a su terreno. «Le he insistido mucho en que en el Cuatro y Medio puede estar con los mejores y lo ha demostrado. Ganar el primer partido a Juan le vino muy bien para creerse él mismo que puede estar ahí y que puede ganarles. Luego ha hecho un campeonato buenísimo y ahora está en la final, y creo que hará un buen partido», sentencia.