Joseba VIVANCO
OSASUNA

Ataque de vértigo en el ático que acaba en derrota

Los madrileños fueron mejores de principio a fin ante un conjunto navarro falto de ideas, que tan solo corrió y se vio incapaz de someter a su rival. Perderán el liderato si el Córdoba se impone hoy al Oviedo.

OSASUNA 1

ALCORCÓN 2


Hoy en día se corre mucho pero se juega poco, cuestionaba un veterano futbolista. A Osasuna le pasó algo parecido ayer. Corrió mucho, y no jugó a nada. Todo lo contrario de un Alcorcón que tenía claro a qué venía a El Sadar, salió mejor desde el inicio y fue mejor los noventa minutos, por fútbol y goles, que los rojillos. Así que ante estas situaciones, lo mejor es felicitar al contrario y mirar al siguiente partido. Porque los navarros poco más que correr hicieron para merecer sacar algo positivo en un partido que comenzó con mucha carga emocional, por aquello del recuerdo al padre de Enrique Martín y el minuto que se le dedicó al inicio, pero que el Alcorcón se encargó de bajar pronto a los rojillos del cielo a la tierra. Presionaron de salida hasta que tras casi media hora sin ocasiones, llegó el gol en jugada individual de David Rodríguez, evidenciando los múltiples problemas que el ariete visitante y su compañero Oscar Plano iban a dar a la zaga iruindarra. Tanto que el empate de Mikel Merino mediada la segunda mitad –casi el único despiste del bien plantado conjunto madrileño– iba a ser un empejismo, por cuanto los visitantes llevaban verdadero peligro en cada acción a la contra y acabaron sentenciando, con suerte en la jugada del gol tras un rebote en David García, pero con justicia. Y eso que poco antes, con Osasuna volcado, Olavide tuvo la ocasión de poner el 2-1 en el 79 pero su chut se le fue. Diez después, Óscar Plano sentenciaba a Osasuna que hasta pudo igualar en el último suspiro cuando Dmitrovic sacó un balón de la misma línea de meta.

Los navarros pierden una gran oportunidad de alejar al Alcorcón, que se coloca ahora a tres puntos, y hoy puede ceder el liderato si el Córdoba se impone al Oviedo (19.15). Está claro que aguantar en el «ático», que diría Enrique Martín, «es un compromiso jodido».