Belén MARTíNEZ
Analista social

Patriotismo fulgurante

En medio de un clima de miedo y emotividad exacerbada instaurado a raíz de los atentados en París, en el que fueron arrancadas las vidas de 130 personas, Hollande sigue el camino emprendido por George Bush tras el 11S. El proceso multiforme y complejo de instrumentalización de los atentados y la narrativa basada en la peligrosa alteridad musulmana juegan un rol esencial en el escenario de la guerra contra el terrorismo, marcado por la doctrina ultrasecuritaria de la excepcionalidad y la restricción de libertades.

Con la propuesta de reinstaurar el servicio militar obligatorio, en el que cuerpos domesticados sirven de aprovisionamiento de munición humana al proyecto de un patriotismo guerrero, subyace la idea de una patria más «territorializada» que nunca, donde la diversidad es sacrificada en aras de un particular universalismo. Lo acontecido en París es una masacre. Sin embargo, las muertes producidas por los «ataques» en Siria, Beirut o Irak son una experiencia evanescente. No se cometen crímenes, porque esas otras vidas no se inscriben en el estatus reservado a los seres humanos. Como diría Simone Weil, vivimos tiempos de «degradación del sentimiento de justicia».

Ante el repunte totalitario y una incesante fetichización de la seguridad, declarémonos insumisas.