Nagore BELASTEGI
INTERCAMBIO DE IDEAS POR EL BIENESTAR SOCIAL

UN VISTAZO DESDE LEJOS A LOS CAMBIOS QUE PODRÍAN MEJORAR LA SOCIEDAD

EL BIENESTAR SOCIAL ES CLAVE PARA QUE LAS PERSONAS AVANCEN. SON COMO FICHAS DE DOMINÓ. LAS PERSONAS TARDAN EN CONCILIAR TRABAJO Y FAMILIA, PLANEAN TENER HIJOS MÁS TARDE Y ASÍ LA NATALIDAD SE REDUCE. LA POBLACIÓN ENVEJECE A EXPENSAS DE UNA SALUD CUESTIONABLE MIENTRAS QUE EL RELEVO GENERACIONAL NO ESTÁ ASEGURADO.

Lejos queda ya el verano y estamos más cerca de fin de año, pero el Palacio Miramar de Donostia acogió ayer un curso que quedó rezagado, “El desafío demográfico y la respuesta de las ciudades”. En el mismo varios expertos opinaron sobre cómo se encuentra ahora nuestra sociedad, teniendo en cuenta que hay pocos nacimientos y que la población es cada vez más longeva. Más longeva sí, pero no conserva su calidad de vida. Es por eso que trataron de arrojar un poco de luz cada uno desde su perspectiva.

Ana Sancho, representante del Consulado de Suecia en Bilbo, explicó cómo es la situación en Suecia, algo que provocó ciertas sonrisas de envidia entre los asistentes. Y es que, a pesar de que Euskal Herria sea más prospero que muchas de las comunidades del Estado español, todavía está lejos de conseguir los niveles de conciliación familiar, igualdad laboral, y acceso a la sanidad y la educación que tienen en los países nórdicos. Según dijo Sancho, Suecia es un país en el que el 33% de los trabajadores están empleados en el sector público –en el cual las mujeres tienen gran importancia–; donde la Hacienda Tributaria es el segundo organismo mejor valorado tras la Agencia del Consumidor; donde la economía fluye. El hecho de que la gente tenga un trabajo que le permita avanzar en la vida se traduce en un aumento de la natalidad (1,14% más nacimientos en 2014). Sancho lanzó además el importante dato del indice de fecundidad que se sitúa en 1,89 hijos por mujer, frente al 1,3 del Estado español.

Un factor que ha podido aumentar ese indice es la inmigración, y es que Suecia, históricamente, «ha aceptado un mayor número de refugiados» respecto al resto de Europa, según la representante del Consulado. «El 15% de la población son nacidos fuera. Y otro 12% tiene un progenitor de fuera».

Por otro lado, mencionó el apoyo que tienen las madres y padres. «Tienen una amplia baja maternal y paternal: 16 meses de baja conjunta». Esta baja puede prolongarse hasta los 8 años del hijo y la pueden repartir como quieran. Al principio de su instauración se dieron cuenta de un problema: a pesar de que la podían coger las mujeres y los hombres, solo el 6% de los hombres la disfrutaban. Así, decidieron que dos meses fueran intransferibles para cada uno, dejando el resto a su elección. De este modo el 80% de los padres cogieron, por lo menos, los dos meses intransferibles que les correspondían. «Así se pierde el recelo al contratar a una mujer ya que no siempre será ella la que se acoge a las medidas de conciliación familiar», manifestó Sancho. Según comentó, también tienen derecho a quedarse en casa cuidando a sus hijos si se ponen enfermos (cobrando el 80% de sus sueldo) y no hacerlo está muy mal visto.

Además de la baja, los ciudadanos reciben ayudas mensuales por cada hijo. «La escuela es gratuita desde los 6 hasta los 16 años, y también la universidad. Antes de 1 año no suelen ir a la escuela porque los padres suelen tener baja, pero dado el caso pueden mandar a los hijos a la guardería, que costean con las ayudas». Pero no solo la educación es gratuita, también la sanidad hasta los 20 años. A partir de ahí las cuotas son mínimas.

¿Trabajar hasta los 67?

Jose Miguel Ayerza, representante de Adegi, pinchó la burbuja del «sueño sueco» y perfiló el futuro cercano que se vislumbra en la CAV. «El INE estima que en los próximos 15 años la población española caerá un 2,2%. Eso significa que habrá menos mujeres en edad fértil. En Gipuzkoa el descenso es más acusado, de un 5%, que se traduce en 52.000 personas menos en edad de trabajar».

A pesar de ser consciente de que esto es un problema, Ayerza planteó la idea de que hay que conseguir que las personas que haya sean más productivas. Un paso adelante ha sido la presencia cada vez mayor de las mujeres en el mercado laboral hasta situarse en una tasa «similar» a la de los hombres.

Otro paso para ser más productivos es, «algo que no nos gusta demasiado», retrasar la edad de jubilación a los 67 años. También sería importante la formación, de manera que en el futuro aumentarán las personas con estudios de FP y grados y disminuirán las personas sin estudios.

Un manual de reformas

Retomando el modelo sueco, en cuanto a las personas mayores, el objetivo es que sea una población activa –y no se refería al trabajo– y que vivan en sus domicilios.

La CAV tiene un objetivo similar en cuanto al cuidado de los mayores y ya ha empezado a dar algunos pasos, aunque sea a nivel local. Silvia Urra, de Tecnalia, contó el proyecto llevado a cabo en Ermua para el bienestar de las personas mayores. Aunque todavía está en proceso y quedarían muchos flecos sueltos, se propusieron analizar la localidad para identificar las zonas en las que más gente mayor vive en casas en peores condiciones. «La OMS define el envejecimiento saludable como el ser capaces de hacer durante el mayor tiempo posible lo que valoramos», aseguró.

En ese sentido es importante adaptar el mobiliario urbano y las viviendas. «En todos los sitios hay plazas llenas y plazas vacías. Los mejores bancos, esos que están resguardados del frío y del sol, están siempre ocupados por aitites. Una plaza no consiste en poner un montón de bancos», mencionó Urra haciendo referencia a que para que una ciudad sea confortable hace falta un plan urbanístico.

Eso es lo que han hecho en Ermua, aunque a pequeña escala, ya que por el momento solo han analizado algunas viviendas y no la ciudad en sí. «Podremos conseguir que las personas mayores salgan a su portal pero no que vayan al centro del pueblo porque es un agujero», opinó. La labor de Tecnalia consiste en crear un manual para gremios y usuarios que expliquen cómo deben modificar las viviendas.

«La mayoría de las viviendas de la CAV fueron construidas entre 1960 y 1980. Hubo una inmigración masiva y mucha demanda, por lo que construyeron en altura. Todavía no era obligatorio el aislamiento de los edificios». Teniendo en cuenta esas casas puso un ejemplo: una pareja de personas mayores, uno de ellos tiene un ictus y mientras está en el hospital su pareja se afana en realizar las obras pertinentes para que la casa le resulte cómoda a su regreso. «Entonces el plato de ducha no está bien puesto y la puerta no es lo suficientemente ancha. Y se ha gastado el dinero en una obra que está mal hecha», aseguró.

Para evitar esos errores, el manual pretende aconsejar a los usuarios para que vean qué posibilidades les da su vivienda y, si deciden hacer obra, los gremios pueden beneficiarse del mismo gracias a las pautas orientativas que les ofrecen sobre qué y cómo pueden hacer para que sea una vivienda accesible. «En este momento estamos formando a unos gremios de Ermua».

Un sistema de salud mejor

Realizando mejoras urbanísticas se mejora la calidad de vida de las personas pero también disponer de una buena salud, para lo que es clave la atención sanitaria. El médico Iñaki Berraondo explicó qué cambios se están dando en Osakidetza.

«El 43% de la población tiene una enfermedad crónica y entre los mayores de 65 años el porcentaje sube al 85%», explicó el experto. Es por eso que, aunque las personas sean cada vez más longevas cada vez tienen más patologías y enfermedades que provocan dependencia. Sanidad tiene un gasto que es imposible que vaya a menos, por lo que hay diferentes medidas que se pueden tomar. «Rajoy, por su parte, decidió limitar la cobertura sanitaria dejando fuera a los inmigrantes. Esto está dando más problemas que otra cosa. Otra solución es reducir el gasto financiado, es decir, el copago. Tampoco tiene buenos resultados. La tercera opción es reducir el número y tipos de servicios», aseguró.

Y se centró en ese punto para explicar que el sistema actual de sanidad transfiere a un paciente de un lado a otro, repitiéndose las pruebas realizadas una y otra vez. Por ello, Osakidetza dio el primer paso hacia un mejor sistema con el historial digital que permite a médicos de cabecera o especialistas consultar el historial de un paciente. De este modo no hay que comenzar desde cero cada vez que llega una persona y la atención es más eficiente evitando hospitalizaciones innecesarias.