GARA
MADRID-KABUL

Madrid no descarta ahora ninguna hipótesis sobre el ataque en Kabul

Horas después de negar que la Embajada española en Afganistán fuera el objetivo del atentado talibán que el viernes se saldó con al menos diez muertos, dos de ellos policías españoles, el Gobierno de Mariano Rajoy dijo no descartar ninguna hipótesis y lo consideró «un ataque contra España».

Diez muertos, entre ellos dos policías españoles, es el último balance del ataque talibán contra una casa de huéspedes situada junto a la Embajada de España en Kabul, en una operación que finalizó en la madrugada de ayer tras casi doce horas de enfrentamientos y que supone una nueva demostración de fuerza de los insurgentes en Afganistán en medio de un incremento de la violencia. Aunque el Gobierno español negó el viernes que el objetivo del atentado fuera la legación diplomática –después de que Exteriores afirmara lo contrario–, ayer el Ministerio español de la Presidencia informó de que no se excluye ninguna hipótesis sobre sus autores y objetivos.

«No era un ataque contra nosotros», había afirmado el viernes el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. «Es un ataque contra España y su colaboración en la consolidación de la democracia en Afganistán», aseguró ayer su ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.

A primera hora de la tarde del viernes, un kamikaze estrelló un coche cargado de explosivos contra el muro de entrada de la casa de huéspedes, y a continuación se produjo un fuerte tiroteo, que provocó numerosos daños y se prolongó durante varias horas hasta el asalto de tropas afganas y estadounidenses que abatieron a los tres atacantes que pertrechados de armas ligeras y pesadas habían entrado y se habían atrincherado en la azotea de la Embajada.

El Ejecutivo afgano aseguró que la casa de huéspedes «pertenece» a la Embajada. Su afirmación se corresponde con la información ofrecida ayer por Fernández Díaz, quien confirmó que los atacantes penetraron en la legación diplomática, y con lo manifestado por el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien dijo que el coche bomba reventó «la puerta donde está la cancillería y dos edificios que sirven de residencia a nuestros funcionarios».

García-Margallo explicó que la Embajada no tenía ningún distintivo, ni bandera ni placa y sostuvo, ante algunas críticas por la falta de protección en la legación española, que «las medidas de seguridad que tienen nuestros militares y, desde luego, nuestra Embajada son máximas». La Unidad de Intervención Policial (antidisturbios) y los Grupos Especiales de Operaciones (GEO) de la Policía española son los encargados de la protección a las embajadas en zonas de conflicto. Un total de diez agentes vigilan la legación diplomática en Kabul.

«La guerra sigue a buen ritmo»

Los talibanes reivindicaron su responsabilidad en el ataque. Su portavoz, Zahibullah Muyahid, indicó que el objetivo era una casa de huéspedes del invasor» junto a la Embajada española, en una zona de alta seguridad de la capital afgana ya que en ella se concentran legaciones extranjeras y edificios gubernamentales. «La guerra sigue a buen ritmo», señaló.

El atentado se saldó con la muerte de los dos policías españoles –el segundo fue hallado entre los escombros al finalizar el asalto de las tropas afganas y estadounidenses–, dos miembros del personal afgano de la Embajada, dos agentes de esa nacionalidad y cuatro atacantes.

España llegó a tener 1.400 soldados desplegados en territorio afgano en 2003 y hoy cuenta con nueve militares allí, según datos de la OTAN.

El ataque en el centro de Kabul tuvo lugar días después de que los talibanes asediaran durante 27 horas el aeropuerto de Kandahar, la mayor base militar en el sur de Afganistán, lo que volvió a confirmar su capacidad de ataque pese a la llegada del duro invierno. El asalto se saldó con medio centenar de muertos después de que once kamikazes se introdujeran en el complejo y tomaran rehenes.

El repunte de la violencia, con varios éxitos cosechados por los talibanes en los últimos meses, ha obligado a EEUU y a la OTAN a revisar sus planes de retirada.

EEUU mató a 42 personas en el hospital de MSF en Kunduz

El balance del bombardeo estadounidense de octubre sobre el hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) en Kunduz, en el norte de Afganistán, subió a 42 muertos tras una investigación interna de la organización.

«El balance actualizado engloba a 14 empleados de MSF cuya muerte ha sido confirmada, así como 24 pacientes y cuatro personas que los cuidaban», informó ayer MSF. El saldo anterior era de 30 muertos.

El bombardeo del pasado 3 de octubre, en plena ofensiva de los talibanes en la ciudad de Kunduz, obligó a cerrar el centro y levantó una ola de críticas. Según la ONG, el hospital estuvo bajo el fuego de un AC-130 durante más de una hora y varios pacientes murieron quemados en sus camas.

El Pentágono admitió a finales de noviembre que el bombardeo fue causado «antes que nada por un error humano». Pero para MSF, que rechaza esta versión, hubo «violaciones del derecho de guerra».

MSF entregó el miércoles a la Casa Blanca una petición firmada por «más de 547.000 personas» para exigir una investigación independiente. Se pide a Barack Obama «aceptar una investigación» de la Comisión Internacional Humanitaria de Encuesta, organismo creado para investigar presuntas violaciones del derecho internacional humanitario que nunca ha sido utilizado hasta ahora y requeriría el acuerdo de EEUU y Afganistán, que nunca lo han aceptado hasta ahora.GARA