Ramón SOLA
TRAS LAS ELECCIONES DEL 20D

RECORTES CERO NO ERA ALDAKETA

Nadie se explicaba el domingo cómo 63.602 personas apoyaron a alguno de los cuatro partidos del cambio navarro al Congreso pero no hicieron lo mismo con su lista conjunta al Senado, Cambio-Aldaketa. El análisis de lo ocurrido resulta todavía más alucinante...

La «pericial» para determinar por qué entre el Congreso y el Senado a los partidos del cambio se les «perdieron» 63.602 votos lleva a varias conclusiones muy negativas. Sobre todo la de que, según todos los indicios, miles de votantes llegaron al 20D sin tener claro cuál era la lista conjunta que formaban los partidos del acuerdo programático, tras dos semanas en las que apenas hubo campaña ni difusión de sus papeletas. Increíble y frustrante, pero cierto.

Por partes. Las cuatro fuerzas (Podemos, EH Bildu, Geroa Bai y Unidad Popular) sumaron el domingo al Congreso, cada una con su lista, 160.860 votos. Su único rival auténtico al Senado, UPN-PP, obtuvo 101.901. Hasta aquí todo era bastante previsible, y en consecuencia anticipo lógico de que Cambio-Aldaketa no debía tener problemas para sumar los tres de los cuatro senadores (cada votante puede marcar tres casillas en esa papeleta). Sin embargo, sorpresa mayúscula, los 160.860 menguaron hasta unos insuficientes 97.258 en el mejor de los casos.

Primera pregunta: ¿Hubo poca participación al Senado en Nafarroa? No. Solo 9.536 personas votaron únicamente al Congreso sobre un total de 355.299; es decir, cotas similares al conjunto del Estado, donde hubo 25,3 millones de electores a la Cámara Baja y 24,8 a la Alta. Ésta no es la razón.

Sigamos. ¿Votaron acaso en el Senado a otras grandes listas? La única opción al margen de la candidatura conjunta era el PSN, que efectivamente sumó 8.333 votos más al Senado que al Congreso. Parece evidente que fueron votantes tradicionales que esta vez optaron por Pablo Iglesias en la batalla principal y lo «compensaron» manteniendo el apoyo al PSN en el Senado. Dando por bueno que los 9.536 abstencionistas al Senado eran de los cuatro partidos y sumándoles estos 8.333, nos falta todavía encontrar 45.733 sufragios perdidos en combate.

Tercera pregunta, y la respuesta más sorprendente. ¿Acaso votaron a otras listas menores? Pues sí. Resulta que Recortes Cero-Grupo Verde logró 951 votos al Congreso ¡y 11.050 al Senado! PACMA pasa de 2.333 a 13.593. SAIN, de 909 a 3.212. Libertad Navarra, de 574 a 4.988. ¿Pudo ocurrir que, como en el caso del PSN, fueran realmente votantes propios de estas opciones que en el Congreso se pasaron a Podemos? Parecen muchos... Hay una forma de saberlo, que es mirar cuánta gente votó esas listas en las forales de mayo. Y ahí se comprueba que SAIN tuvo 880 apoyos; LN, 955; y PACMA, 2.304. Es decir, más o menos lo que ahora han logrado al Congreso, que no al Senado. ¿Pudo entonces producirse una confusión general, de modo que miles de votantes que querían votar a Aldaketa se liaran? Pues así parece. Y más aún viendo la papeleta al Senado, donde la candidatura conjunta aparece muy abajo, en cuarta fila. En la segunda –justo bajo UPN-PP y PSN, los más fácilmente localizables– está SAIN; en la tercera, PACMA y Recortes Cero; y junto a Aldaketa figura LN.

Cabe todavía una cuarta duda, y otra conclusión preocupante. ¿Por qué hay tanta diferencia entre los votos a los tres candidatos de Aldaketa? Los tres de UPN-PP apenas distan entre sí 2.600 sufragios, pero entre la número uno de la lista conjunta (Anika Luján) y el tres (Iñaki Bernal) hay una brecha de 6.000. La única respuesta posible es que hubo votantes que solo marcaron una de las tres casillas, bien por no tenerlo claro o por querer apoyar solo al representante de su partido. Sumadas todas las X al Senado en Nafarroa, se descubre que el electorado marcó una media de 2,52 nombres en vez de los tres posibles y lógicos. En otras palabras, faltaron 164.531 casillas por completar.

Es imposible saber cuántas son de Aldaketa. Pero el dato objetivo es que a Luján le faltaron solo 2.728 votos para superar al más votado de UPN-PP; a Zamora, 6.366; y a Bernal, 8.617. Una minucia en comparación con los 63.602 desperdiciados. Efectivamente, era casi imposible que el cambio no venciera a la derecha. Pero pasó.