El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acusó ayer de traición a Selahattin Demirtas, líder del partido izquierdista y prokurdo HDP, por defender en un discurso la autonomía de Kurdistán, palabras que también han provocado que la Fiscalía de Ankara le haya imputado por un delito de «incitación al odio». En un momento en que el Gobierno turco ha vuelto a la política de represión del movimiento kurdo que recuerda a las campañas de los años 90, Demirtas planteó que los kurdos deberán elegir entre «tiranía y autonomía».

«Después de volver de su viaje a Rusia, el copresidente (del HDP) ha soplado algunos delirios a las orejas de la gente. Es una clara provocación y una traición», dijo Erdogan durante una rueda de prensa en Estambul, momentos antes de partir en visita oficial a Arabia Saudí.

Demirtas había planteado el domingo la decisión de vivir «en una dictadura o en libertad, bajo la tiranía de un único hombre o en autonomía», en obvia alusión a Erdogan, quien busca formalizar un sistema presidencialista para gobernar el país y ha desmontado el proceso de paz que había iniciado con los kurdos.

El martes la Fiscalía abrió una investigación por esas palabras, similar a varias anteriores que solo podrán prosperar si el Parlamento votase quitar a Demirtas la inmunidad de la que disfruta como diputado. A la vez, la Fiscalía de Diyarbakir inició diligencias contra Demirtas y otros cinco altos argos del HDP por haber tratado la cuestión de la autonomía en su congreso extraordinario.

El HDP es la tercera fuerza política tras obtener en las pasadas elecciones de noviembre 59 de los 550 escaños que componen en Legislativo. Pero la presión sobre sus líderes aumenta a la par que la represión sobre varias ciudades de Kurdistán amparada en los toques de queda.

Erdogan aseguró que en las «exitosas operaciones», tanto en Turquía como fuera de sus fronteras, el Ejército ha conseguido abatir «a más de tres mil terroristas», en referencia a supuestos miembros del grupo armado Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Estas operaciones continuarían hasta «erradicar» al PKK, prometió el presidente.

En las operaciones lanzadas por Ejército y Policía en ciudades como Cizre, Silopi o Diyarbakir, Ankara afirma haber matado a más de 200 guerrilleros.

El PKK ha cuestionado estas cifras y el HDP ha subrayado que decenas de las víctimas que se están produciendo en las ciudades kurdas son civiles. Ayer murieron otros dos, un hombre de 60 años y otro de 30 por disparos de las fuerzas turcas.

Además de la intervención dentro de sus fronteras, el Ejército turco ha intervenido en territorio iraquí, donde bombardea las bases del PKK, y en Siria, donde ataca a las milicias kurdas de las YPG, que se enfrentan al Estado Islámico (ISIS).

También organizaciones proderechos nacionales e internacionales han criticado la imposición de numerosos toques de queda en zonas kurdas, que entre las víctimas haya civiles y que no se permita acceder a los periodistas a esas localidades bajo medidas especiales para informar sobre lo que sucede.