Joseba VIVANCO
Athletic

Un león herido es más peligroso

En el vestuario y la afición se acrecienta el ánimo de revancha para la Copa máxime cuando el 6-0 no sirve de referencia a ninguno.

El irrepetible Piru Gainza, además de un enorme futbolista, sabía lo que decía cuando hablaba, y si era de fútbol, más. Según uno de sus ocurrentes asertos, «el mejor defensa es el que hace un penalti y no se lo pitan, y el peor el que no hace penalti y se lo pitan». No es que Xabi Etxeita sea un mal zaguero, al revés, pero en el Camp Nou no tuvo su noche. Echar la culpa a la falta no sancionada de Luis Suárez sobre el zornotzarra en la jugada del penalti y expulsión de Iraizoz es como diría otro mito rojiblanco, el Chopo Iribar, achacar un gol recibido a la lluvia o el mal estado del terreno, cuando un portero debe tener en cuenta los ‘imponderables’ que acompañan al juego en ese momento, lo mismo que Etxeita debería saber que quien le pisaba los talones no era ni Messi ni Neymar, sino el charrúa.

El error, su error, fue no solo mayúsculo, sino que condicionó el devenir posterior, goleada incluida. Un borrón lo tiene cualquiera, y de eso le puede hablar un rato su compañero en el eje de la defensa Aymeric Laporte. De lo que se trata es de resetear cuanto antes, porque como enfatizaba De Marcos al final de la pachanga, lo bueno del fútbol es que te da revancha y esta vez más pronto que tarde, mañana.

El Barcelona le ha cogido respeto al Athletic, y eso ya es un medio-gol a su favor. «Antes nos aplaudían, ahora nos silban», se le escuchó decir a Mikel Rico al saltar al césped del coliseo culé con el resto de suplentes. Seguro que la Supercopa tiene algo que ver en ello. Luis Enrique se apresuró a dejar claro que el 6-0 no había valido para sacar ninguna lección de cara a la eliminatoria copera, y así es. Lo del domingo es historia. Una estadística. Este miércoles, en San Mamés, debería ser otra cosa. Debe ser otra cosa. El Barça puede escapar vivo o con un buen resultado, pero no de antemano, no porque sean mejores, no porque sea el Barcelona de Messi.

El once puesto en liza por Valverde en la cancha azulgrana tenía buena pinta. Y sus intenciones también. Lástima de minuto 3. Porque en las contadísimas ocasiones en que el Athletic se plantó en las narices de Claudio Bravo ya con un jugador menos, los bilbainos pusieron en evidencia a la zaga blaugrana. Eraso dos veces, De Marcos una, la madurez expresada por un solitario Williams a la hora de ofrecerse, desmarcarse, recibir, proteger el balón, aunque fuera con cuentagotas. El Barcelona evidenció que tiene rendijas. Y que el Athletic sabe aprovecharlas.

El partido se juega en San Mamés, el ánimo de revancha, de desquite, incluso de honor mancillado por el 6-0 se extiende desde la misma noche del domingo mucho más allá del vestuario rojiblanco. Partido de Copa, de noche, un león herido en el césped, todos los ingredientes para una gran noche de fútbol, caiga quien caiga. Y por si fuera poco, ayer se supo que quien impartirá justicia será el castellanoleonés González González, el mismo del 4-0 en la ida de la Supercopa de agosto, y el mismo al que Messi trató de condicionar hace un par de semanas en el Espanyol-Barcelona con aquello de «igual que el otro día ¿no?» por su actuación anterior en el Madrid-Real Sociedad.

El astro argentino, que solo jugó 45 minutos el domingo, es duda para mañana por algunos problemas musculares que no han revestido lesión mayor, pero no parece que Luis Enrique esté dispuesto a jugársela en San Mamés sin el ‘10’ máxime cuando son bajas seguras el goleador Luis Suárez y, por lesión, Jordi Alba. Por contra, el Athletic recupera a un descansado Aduriz, que podría estar acompañado en las alas por Williams –qué empujón anímico sería su renovación ya– y un Muniain al que Valverde se la debe.

Repetir la hazaña de agosto

A día de hoy nadie duda de que en el momento de saltar al verde, a ningún jugador rojiblanco le temblarán las piernas por el 6-0. Esto es otra historia. Lo decía Pep Guardiola, «si perdemos, continuaremos siendo el mejor equipo del mundo. Si ganamos, seremos eternos». Y este Athletic lo sabe muy bien. Se sabe el mejor para los suyos, único, especial. Pero privar al Barcelona de su sextete le ha situado en un lugar en el mundo del fútbol. Y de paso le ha hecho eterno para miles y miles de seguidores que vitorearon el título en el Arenal bilbaino. Repetir hazaña sería algo más que el sueño de una noche de verano, de agosto.

Un león herido anda suelto. Y hasta el grannaturalista inglés David Attenborough sabe que un león herido es más peligroso. Y más en la jaula de San Mamés.

En siete años, de 3º a 5º en la tabla histórica de la Liga

El Athletic no sólo se dejó seis puntos en el Sánchez Pizjuán y Camp Nou, sino que el Sevilla le recortó la misma distancia en la clasificación histórica de la Liga, en la que el Atlético de Madrid acaba de recuperar el tercer puesto por detrás de Madrid y Barcelona, a expensas del Valencia, que llevaba 213 jornadas encaramado al podio tras los dos ‘gallitos’. Precisamente, los chés le arrebataron al Athletic esa tercera plaza histórica en la jornada 33 de la campaña 2009-10, la última vez que los leones ocuparon esos puestos de privilegio. Desde esa fecha, hace casi siete años, los bilbainos han caído hasta la quinta plaza, viéndose adelantados también por los colchoneros, según datos de La liga en números. En la temporada 2000-01, en la segunda jornada del campeonato liguero, el Athletic se aupó a esa tercera plaza en detrimento del Atlético. Los bilbainos mantuvieron ese privilegio nada menos que 369 jornadas, es decir, hasta la campaña 2009-10 en la que un Valencia que venía fuerte los años precedentes les desbancó de manera definitiva en la jornada 33 de ese curso. Desde entonces los levantinos han acompañado a Madrid y Barça, hasta la irrupción del Atlético este mes de enero. El Athletic, quinto ahora, suma 3.271 puntos, 49 puntos menos que el Valencia, cuarto, mientras el Sevilla, quinto, tiene 2.727. No es precisamente la Liga donde los leones mejor se están desenvolviendo. Basta con ver cuántos puntos le separan este año del cuarto puesto del Villarreal: nada menos que a 12. Casi nada.J.V.