Ingo NIEBEL
Colonia

Disfrazada de carnaval, Colonia vive una nueva forma de racismo

Los seis «días locos» que caracterizan el Carnaval dieron comienzo ayer en Colonia y en distintas ciudades alemanas bajo extremas medidas de seguridad para evitar desmanes y agresiones sexuales contra mujeres como los registrados en Nochevieja.

El Estado alemán y el Ayuntamiento de Colonia muestran músculo para que hechos como los registrados en la última noche de 2015 –800 denuncias por robos y agresiones sexuales interpuestas fundamentalmente por mujeres– no vuelvan a repetirse. 2.800 policías –se ha triplicado el número de agentes– se desplegarán en estas fiestas. Tal densidad de uniformados, vestidos con sus trajes antidisturbios, cascos en mano, y perpetrados con pistola y tonfa, no se vio ni siquiera el año pasado, cuando los carnavales se celebraron bajo el impacto de los atentados contra la revista ‘‘Charlie Hebdo’’ y un supermercado judío en París.

Tal vez fue porque la pertinaz lluvia y la temperatura por debajo de los siete grados no atraía a mucha gente a las calles que era aún más visible la presencia policial. Quizás también acentuaba ese efecto el hecho de que los policías se movieran en grupos de seis u ocho agentes, que no solo procedían de unidades de Renania del Norte Westfalia, sino también de Baja Sajonia y de Berlín. Hasta las cinco de la tarde, las autoridades comunicaron que las fiestas transcurrían «sin problemas» y «pacíficamente», lo que significa que el número de jóvenes borrachos no había superado la cifra del año anterior y que no se había registrado ningún suceso fuera de la anormal normalidad que caracteriza una fiesta como los carnavales de Colonia.

Durante estos días, hasta el miércoles de Ceniza, lo tradicional es que las normas habituales de convivencia estén fuera de uso. El patrón se tutea con el empleado, y viceversa, y también las relaciones sexuales pueden desarrollarse al margen de los imperativos sociales. Todo ello enmarcado en un sexismo institucionalizado por las asociaciones uniformadas de Carnaval, feudos masculinos, que no aceptan la participación de mujeres. La excepción que confirma la regla es la bailarina, condenada a estar callada, a la se le levanta la falda en una danza controlada por el «oficial» bailarín del grupo, que marca el ritmo y las pautas. En este contexto y teniendo en cuenta, además, la realidad social de la mujer en Alemania, es una hipocresía la toma del poder de los habituales bastiones masculinos como suelen ser los ayuntamientos el jueves de Carnaval. En la propia sociedad alemana, un tanto reacia al contacto físico, el hecho de que las mujeres tengan licencia para besar a quien quieran estos días puede originar malentendidos con aquellos que desconocen esta costumbre, en un ambiente, además, en el que la cerveza, el aguardiente... corren en abundancia.

Como reacción a lo ocurrido en San Silvestre, las autoridades han anunciado que iluminarán las partes oscuras de la Estación Central donde se registraron las agresiones denunciadas. Además, el Ayuntamiento ha instalado un «punto de seguridad» para aquellas mujeres que se sientan agredidas de alguna forma.

Previamente a estas fiestas y no solo ayer, agentes policiales han llevado a cabo controles indiscriminados. Tener aspecto de «árabe» y «norteafricano» es garantía para que esas personas sean paradas por la Policía y requeridas a mostrar su documentación. En la jerarquía del racismo institucionalizado, que después de Nochevieja nadie se atreve a denunciar, estos grupo de personas con «pinta de refugiados» se mueve en el escalón más bajo. Sólo la compañía de una mujer, vestida más o menos «moderna», según estándares centroeuropeos, puede evitar que un hombre con esa apariencia sea parado por los agentes. Por encima de este grupo están los rumanos y los gitanos que se dedican a recoger las botellas y latas, porque llevan casco, y los jóvenes «con fondo migratorio», pertenecientes a una compañía de seguridad privada que controla que nadie meta vasos de cristal en el Casco Viejo.

 

Detenidas tres personas en una amplia operación en Alemania

Las autoridades alemanas llevaron a cabo un amplio operativo policial en tres estados federales para «evitar un atentado» que podría haber tenido lugar en Berlín, aunque no sería de forma inminente. La operación se saldó con tres detenidos. En el despliegue participaron 450 agentes, entre ellos integrantes de unidades especiales.

La Policía regional de Berlín inició la operación centrada en varias personas de nacionalidad argelina que habrían sido entrenadas por el ISIS. En un campo de refugiados en Renania del Norte Westfalia, la Policia detuvo a una persona acusada de pertenecer al ISIS y a su esposa, dejando a sus dos hijos a disposición de los servicios sociales. En Berlín arrestaron a otra persona y difundieron que buscan a otras dos más. Se registraron cuatro pisos y dos talleres y se incautaron móviles y ordenadores, pero indicaron que no se hallaron ni armas ni explosivos.I.N.