Alberto PRADILLA
MADRID

Sánchez sigue negociando con C´s pese al órdago de Iglesias

O «gran coalición» o tripartito entre PSOE, Podemos e IU. Ese es el mensaje que Pablo Iglesias está repitiendo insistentemente a Pedro Sánchez, aspirante a presidente español. En su primer encuentro, el líder de la formación morada le lanzó un ultimátum: no se sentaría a negociar a no ser que Ciudadanos quede fuera de la ecuación. El responsable de Ferraz, sin embargo, sigue optando por Albert Rivera. El lunes presentará su propuesta de Ejecutivo.

Ciudadanos (C’s) es la primera opción de Pedro Sánchez, que sigue adelante con sus reuniones para formar Gobierno. A pesar del ultimátum de Pablo Iglesias, que advirtió de que Podemos no estaría en ninguna mesa de la que también forme parte Albert Rivera, los negociadores de PSOE y Ciudadanos celebraron ayer su primer encuentro. Es decir, que mientras que Sánchez e Iglesias dedicaban la mañana a lanzarse reproches y marcarse el terreno, los fontaneros de Ferraz y los del partido naranja avanzaban en su trabajo en común. Hoy Sánchez cerrará la ronda con los afines cuando se encuentre con Andoni Ortuzar y Aitor Esteban, del PNV. El lunes enviará una propuesta de Ejecutivo a todos aquellos partidos a los que reclama el apoyo: Podemos, Ciudadanos, PNV, Unidad Popular, Compromís y Nueva Canarias.

Por la mañana, Iglesias, insistía en el mensaje que ha lanzado en los últimos días: o «gran coalición» o tripartito entre PSOE, Podemos e IU. Una propuesta que había lanzado hace doce días y que, por el momento, no había recibido respuesta. Lo que dejó claro es que no se abstendrá en un hipotético acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. Un pacto que, a juicio del líder de la formación morada, sería «con el PP en diferido».

La estrategia de Iglesias es clara: establecer una distinción entre Sánchez, los «barones» y las bases, supuestamente más proclives a ese «acuerdo de progreso» por el que apuesta Podemos. «Esperamos que oiga a sus bases», argumentaba, lanzando un torpedo a la línea de flotación de Ferraz, donde las aguas todavía están revueltas desde que el sábado pasado Sánchez anunciara que someterá cualquier acuerdo a referéndum entre los militantes del partido.

Por el momento, Sánchez ha aguantado la presión del partido morado. No acepta dejar al margen a Ciudadanos y acepta jugar al mismo juego táctico de la responsabilidad. Si Podemos le acusa de acercarse a «las derechas», el líder del PSOE ha encontrado otra fórmula para laminar a su posible socio pero rival más directo: lanzar la idea de que solo hay dos opciones, el Gobierno que él lidere o «que siga el PP».

En realidad se trata de una trampa discursiva, ya que para que el PP se mantenga al frente del Ejecutivo sería indispensable la abstención del PSOE. En todo caso, a lo que abocaría la negativa de Podemos de apoyar su candidatura sería a otras elecciones, en las que, previsiblemente, Sánchez no lo tendrá fácil. Si es que finalmente lidera la plancha del PSOE.

«Hay algunas formaciones que se tildan de nuevas que no han entendido este nuevo tiempo político que vivimos», insistió el secretario general del PSOE, rechazando la negociación «exclusiva y excluyente» que planteaba Podemos e incluyendo a Ciudadanos en la ecuación. Paradójicamente, el aspirante a presidente español abogó por poner fin a los vetos apenas dos días después de imponer un cordón sanitario hacia EH Bildu, con quien no quiere ni tener una reunión de cortesía.

El siguiente paso de Sánchez será presentar su propuesta de Gobierno. Lo hará el lunes a las 10 de la mañana. A partir de ahí habrá que ver cuál es la ronda de negociaciones. El líder del PSOE ha dejado claro que irá a la investidura, tenga o no el apoyo de Podemos. Con ese movimiento intenta poner toda la presión sobre la formación morada. Sin embargo la cuenta atrás también comenzaría para él. Y en Ferraz le tienen ganas.