«Han cometido una masacre en masa en Cizre y no quieren anunciarlo», denunció ayer el líder del partido prokurdo HDP –tercera fuerza en el parlamento turco–, Selahattin Demirtas. Cizre es una de las ciudades kurdas donde el Ejército y la Policía llevan a cabo hace dos meses operaciones de guerra en el interior de los casos urbanos, bajo el amparo de toques de queda y el veto a los medios de comunicación.

Habitantes de Cizre habían alertado de que decenas de personas, incluidos varios heridos, se refugiaban en sendos sótanos de dos edificios derribados por los disparos de los tanques turcos. Las fuerzas turcas impidieron durante días acercarse o salir del lugar.

Demirtas señaló que entre 70 y 90 personas se encontraban en los sótanos, además de 10 muertos. Después de más de diez días aislados «todos fueron ejecutados y sus cuerpos han sido dispersados por las calles y edificios devastados por los combates como si los cadáveres estuvieran allí anteriormente», denunció el diputado kurdo.

Debido al asedio al que sigue sometida la ciudad, los detalles de la masacre siguen sin aclararse. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, insistió en la versión de que murieron «diez terroristas», como único balance de lo sucedido.

El parlamentario del HDP Faysal Sariyildiz preguntó «dónde están hoy los diez muertos y 52 heridos que se encontraban en los sótanos antes de la masacre». Sariyildiz aseguró que comunicaciones por radio de los militares hablaban de entre 25 y 30 personas muertas. Subrayó que Turquía está cometiendo «graves crímenes contra la humanidad», y que el bloqueo del área intenta evitar cualquier denuncia en los tribunales internacionales en el futuro.

El diputado recordó que hace 19 días se publicaron los nombres y varias fotografías de 31 civiles atrapados en el primero de los edificios, cuando 15 de ellos estaban heridos.

Las familias acusan a Erdogan

La agencia kurda Firat señaló que dos ambulancias entraron en el barrio de Cudi para retirar los cuerpos y llegaron a transportar hasta 27 cadáveres al hospital. Añadió que la mayoría se encontraban quemados y fragmentados. También retiraron cuerpos de la calle Narin, donde colapsó el segundo edificio bajo el fuego turco. El Congreso Nacional del Kurdistán (KNK) denunció que el Ejército turco «está utilizando armas químicas en una matanza sistemática».

Familiares de algunos de las víctimas aún esperaban ayer información. Nihat Yalçin, hermano de Yakup Yalçin, afirmó que no sabe si este se encuentra vivo o muerto, subrayando que «las familias no van a arrodillarse ante la brutalidad y seguirán oponiendo resistencia a la barbarie de las bandas del AKP». Yalçin afirmó que el AKP –formación islamista que gobierna en Turquía– «ya no puede hablar del Islam puesto que su salvajismo desafía todas las religiones». Insistió en que su única opción ahora «es resistir, como los kurdos han resistido durante siglo». Mevlüt Demirkaya, padre de Berjin, describió al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como «el asesino del pueblo kurdo, que libra una guerra en su propio beneficio». Hamidiye Tag tampoco sabe si su marido Hasan sigue vivo. Señaló que habló con él por última vez hace 19 días, cuando le dijo que el sótano estaba lleno de heridos y cadáveres. Por otro lado, las fuerzas de seguridad mataron ayer de un disparo en la cabeza a un joven de 17 años en Diyarbakir, durante las protestas por las matanzas de Cizre.

Las protestas tuvieron lugar también en Europa. Fuerzas de seguridad suizas utilizaron gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a unos cien activistas kurdos que se habían concentrado junto al consulado de Turquía en Zurich.Una persona fue detenida. El lunes, otras 25 personas fueron detenidas y 15 resultaron heridas durante la protesta que tuvo lugar ante la embajada turca en París.

En Euskal Herria, el viernes a las 20.30 se llevará a cabo una concentración en Tutera, convocada por la asociación Newroz Euskal Kurdu Elkartea

Turquía convoca al embajador de EEUU por el apoyo a las YPG

Turquía convocó ayer al embajador de Estados Unidos, después de que el Departamento de Estado dijera que no considera a la Unión Democrática Kurda (PYD) –el principal partido político kurdo de Siria– una organización «terrorista».

Ankara ve al PYD como el hermano sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), contra el que lleva luchando décadas en un conflicto armado que ha retomado con fuerza lanzando una nueva ofensiva sobre el sureste de Turquía, bastión de los rebeldes kurdos.

Estados Unidos y la Unión Europea, que califican al PKK de organización «terrorista», en cambio, apoyan las acciones del PYD en Siria, cuyo brazo armado, las Unidades de Protección Popular (YPG), son fundamentales en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Interrogado sobre esta diferencia de criterios en la rueda de prensa diaria del lunes, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, contestó que «no es una nueva preocupación (...) Nosotros, como sabéis, no reconocemos al PYD como organización terrorista».

Las presiones turcas, sin embargo, sí que hicieron excluir al PYD de la negociación en Ginebra sobre la guerra siria. Como compensación, una alta representación de la Casa Blanca visitó a las organizaciones kurdas directamente en la ciudad de Kobane. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había mostrado el domingo su irritación por este apoyo y exhortó a Washington a que elija entre él «o los terroristas de Kobane».

En el avión que le llevaba a Turquía de regreso de su viaje por Latinoamérica, Erdogan criticó la visita encabezada por el enviado especial del presidente Barack Obama en la coalición internacional que lucha contra el ISIS, Brett McGurk, y rechazó «la visita a Kobane en plena conferencia de Ginebra para recibir una placa por parte de un autodenominado general de las YPG». «¿Como podemos confiar en vosotros? ¿Soy vuestro socio? ¿O lo son los terroristas de Kobane?», preguntó el presidente turco. GARA