Pablo CABEZA
BILBO

Mamba Beat recrea el legado sintepop en «Paint me in black»

Los últimos años están siendo testigos del nacimiento de bandas electro, dance, tecno... o sinte, con el pop a rebufo. No obstante, los bilbainos Mamba Beat llevan ya diez años por el terreno de la música bailable, aunque es con «Paint me in black», el disco que presentan el viernes 12 en Kafe Antzokia de Bilbo, cuando se muestra más sinte-pop, sin olvidar la melodía.

Puede ser más una cuestión de educación musical y no tanto de valoración objetiva, pero el camino de Mamba Beat ha ido de menos a más a lo largo del decenio que cumplen este año desde su creación en Bilbo. Con el tiempo, ha centrado su sonido, dejado atrás los vientos, y lo ha derivado hacia el sinte-pop con variables. El resultado es un sonido y disco hipnótico, de haces como los que se llevaban en el inicio de los ochenta, con focos láser creando planos de luces desde atrás, reventando el espacio junto al poder melódico rítmico de la música.

Negociada así la historia parece que el presente se convierte en revival. En realidad ni es falso ni verdadero, es simplemente la continua remezcla del pasado con el presente, vigente en todos los estilos. Y si en 2016 un núcleo importante de aficionados desea bandas que inciten al baile de discoteca, al ritmo orgánico, quizá se deba a la facilidad con la que este tipo de sonoridad impacta en el estómago y, además, sin obviar la melodía.

Esto no es el revival del bakaleta, es la revisión de lo mejor del pop bailable de los ochenta resituado con la experiencia de tantos años de dance. Y Mamba Beat lo mimetizan perfectamente en “Paint me in black”, álbum donde el cuarteto ofrece singles tan descarados como “Song for the bad times”, “S.O.S. (Save our souls) o “Zigor nazazu”, sin que, además, “Ezin lorik egin”, “We are rivers in the sky” o la fulminante “Love & hate” puedan pasar inadvertidas.

«Desde luego que vemos que hay ciclos en los que se recuperan sonoridades de décadas anteriores. En 2000 se vivió una recuperación de la música de los 60/70, todo ese revival de músicas funk, disco, (el Bullit en Bilbao, el Etxekalte donostiarra, por ejemplo). A partir de 2010 se ha notado que los 80 están apareciendo por muchas latitudes. Y así sucesivamente. Hasta creemos ver ya algunos destellos noventeros. Parece que unos 30 años son la clave para que reaparezcan ciertos estilos, para que nuevas generaciones recuperen estilos de los que nunca se llegaron a cansar porque igual hasta ni habían nacido», sugiere Mikel Piris.

La conclusión más inmediata, escuchado y bailado “Paint me in black”, es que se trata de un disco inspirado, fornido en ritmos y agradecidas melodías. Un todo que sugiere estar concebido para reventar en directo. «Sonido de bajos y baterías compactas, en ocasiones duras, sobre el que cabalgan guitarras, sintes y la voz trata de guiar el ritual. En los directos unimos y mezclamos las canciones entre sí con sesiones y transiciones electrónicas en las que el baile tiene más espacio, el ritmo se mantiene constante como en una sesión de dj. A la gente no hay que dejarle aburrirse ni enfriarse durante el show», explica Mikel Piris, voz sintetizadores y programación, a quien le acompañan Igor Imaz a la batería, Miguel Comas, guitarra y programaciones y Andeka Marina, sintes y programación.

«Sí, en los orígenes –puntualiza– éramos cuarteto ampliable a 6 o 7 personas en directo. Nos gustaba tener una buena sección de metales, percusiones varias… recuerdo que nos decían “banda de lujo instrumental”, era muy divertido aunque…¡también más aparatoso!. Somos cuarteto desde 2011 aproximadamente. Musicalmente íbamos mutando hacia un estilo más compacto, con menos arreglos, más sencillo… (Además de que los viajes y la logística de los conciertos en puntos más alejados también van haciendo su selección) y de manera natural fuimos consolidándonos en cuarteto».

«Sí, en los orígenes éramos cuarteto ampliable a seis o siete personas en directo. Nos gustaba tener una buena sección de metales, percusiones varias… Recuerdo que nos decían ‘banda de lujo instrumental’, era muy divertido aunque ¡también más aparatoso!. Ahora buscamos una sonoridad más sencilla y compacta», resume Piris.

Cuarteto en el que parece que para ser parte de él se debe de tener un máster en programación: «Jajaja. Sí, es cierto, trabajamos mucho con programaciones electrónicas, samplers… En el proceso de construcción de canciones usamos mucho el ordenador para precisamente ordenar todo lo que vamos haciendo/grabando, lo que se va trabajando en el local de ensayo. Para el directo también usamos ese material electrónico, y, según lo que convenga, a veces construimos desde los sintes o manipulamos con controladoras de samplers».

Mamba Beat cumple su décimo aniversario este año y diez son las canciones, más dos remezclas explosivas a cargo de David Cano, que incluye en su nuevo álbum. Mikel Piris ve complejo señalar cuál de estas podría estar ligada a sus inicios, detalle que refleja la seria evolución del grupo: «Sería difícil encontrar temas con conexión con el primer álbum por ejemplo, pero quizá Love & Hate sería una opción. En estos diez años hemos ido evolucionando desde órbitas musicales con electrónica, más negroides, más enraizadas en el funk, groove… hacia otras más rockeras, tecno… más blancas por así decirlo. Ha ido aflorando nuestro adn europeo, como se puede ver en 'We’ve found our world' por ejemplo.

Depeche Mode/Kasabian

En el nuevo álbum hay zonas territorio Depeche Mode. Ya sonaban parecido en años atrás próximos, así que no cabe pensar que el cuarteto haya descubierto a los británicos con unas décadas de retraso. ¿Fueron y son los más grandes? ¿Una referencia para no desestimar ni por un mal entendido amor propio? Piris lo explica: «Llevamos a Depeche Mode en nuestro adn desde siempre, aunque no somos nada mitómanos. Además hay que reconocerles una trayectoria larga y trabajada. Es una gran referencia, sobre todo en cuanto a sonido, la manera en la que plantean sus voces, con esa poesía sobria, sus guitarras, sintes, efectos... Nosotros somos, en general, de tempos más rápidos, más enérgicos. La gente nos ve también con influencias de New Order, junto a otras como Kasabian, Lcd soundsystem, Chemical Brothers…».

Todas son referencias válidas para situar y entender el sonido y la propuesta de Mamba Beat, aunque una canción como “Song for the bad times” la podría tocar Depeche Mode: «Sería divertidísimo imaginarse cómo sonaría alguno de nuestros temas en manos de Depeche Mode. Alguno de nosotros hasta daría un dedo por ello (del pié, quizá mejor). Es el sonido puntual ochentero de algunas de las canciones de Mamba Beat, pero mirando hacia el horizonte: «El british synth-pop 80’s aparece en algunos de nuestros tracks de manera muy libre, tampoco tenemos un espíritu muy premeditadamente retro, siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana, mirando hacia delante siempre, y tratamos de sonar actuales como es de actual la letra de éste tema que habla de la adicción a internet, chats, RRSS, etc, y como grito de ayuda a no perder las comunicaciones en vivo en lo social»

«Desde el último ep (2011), nos han salido canciones con estribillos más directos, estructuras más pop, que la gente nos confiesa que le llegan con más facilidad.. El cuerpo nos ha pedido hacernos comprender mejor, explicar nuestro hábitat musical mediante letras, mediante el formato canción», fija Piris.…