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TRW mantiene en el Parlamento que los despidos son «necesarios»

El directivo de ZF-TRW Automotive Paul Henry Parnham compareció ayer en el Parlamento navarro a petición de todos los grupos y durante su intervención volvió a justificar los despidos como «necesarios» para «salvar» la empresa. En el exterior, el comité de empresa reclamó soluciones a través de una negociación en un «marco normalizado».

El futuro de TRW se mantiene en la senda de la incertidumbre ya que los planes de la dirección siguen pasando por el despido de una parte de la plantilla. Así lo corroboró ayer el directivo de ZF-TRW Automotive España Paul Henry Parnham, que aseguró en sede parlamentaria que no hay un plan de cierre para la planta de Landaben pero que los despidos son «necesarios» para la continuidad de la factoría. Ante los 250 despidos planteados inicialmente, mencionó que se podría hablar «solo de 67» si se consigue producción para Volkswagen.

Parnham, que ha estado inmerso en otros procesos de cierre de empresas en Gran Bretaña, Estado francés o Italia, aseguró que su presencia en Nafarroa no era para cerrar la planta de Landaben. «La empresa no tiene un plan de desmantelar la planta de aquí a 3 años, sino para implantar cambios para que el negocio salga a flote», manifestó el directivo.

Sin embargo, aseguró, en alusión a los despidos, que «salvaguardar la planta necesita estas decisiones» porque «si sigue como está, la planta cerrará» después de que, según apuntó, «en estos últimos tres años se han perdido 43,7 millones de euros, y en los últimos cinco años más de 63 millones». «Una hemorragia incontenible», apostilló.

«Si no hiciéramos nada, seguiríamos perdiendo estas tremendas cantidades de dinero. No es una amenaza, es la realidad», señaló Parnham. En esta línea, dijo estar comprometido a intentar traer el negocio de Volkswagen para minimizar los despidos. Añadió que la multinacional plantea 250 despidos en la planta de Landaben porque, «si no hacemos lo que tenemos que hacer ahora, esa cifra será de más de 600».

Argumentó que «el sector ha cambiado mucho» y la planta «se ha ido quedando atrás». Entre otras cuestiones, alegó que es la fábrica «con el coste más alto por hora de todo el grupo, de 37,21 por hora», que tiene «el número de horas de trabajo más bajo y la tasa de absentismo más alta». «No es algo que diga contento y orgulloso, pero hay que decirlo, son cuestiones que hay que resolver», sentenció.

El directivo puso la pelota en el tejado de la plantilla y afirmó que para evitar el cierre hay que «implicar a las personas en la empresa, que sean ellos los que hagan los cambios, que ya están en el sector».

Desconfianza dentro y fuera

Tras la intervención de Parnham, el portavoz de EH Bildu, Adolfo Araiz, manifestó su desconfianza por su currículum en cuanto a cierre de plantas. «Ustedes lo único que miran son los intereses de sus accionistas. El componente humano ni lo miran», criticó. Carlos Couso, de Podemos, propuso buscar medidas «encaminadas al sostenimiento de todos los puestos de trabajo», como la reducción de las jornadas. Carlos García Adanero (UPN) cuestionó «de qué futuro se habla, en qué condiciones y de cuánto tiempo», y abogó por «un futuro realista» para «no estar en la misma situación dentro de tres años».

Entretanto, en el exterior del Parlamento el comité de empresa se concentraba bajo el lema “Gobierno: de las palabras a los hechos. ZF-TRW Solución”, acto que coincidió con un paro de 24 horas. El presidente del comité, Josi Álvarez, afirmó que seguirán exigiendo una negociación en un «marco normalizado», así como una «apuesta de futuro», al tiempo que lamentó que el director de TRW «no diera la cara ante la plantilla» a la salida del Parlamento.

ACB y Aernnova, pendientes de su futuro

La dirección de Arcelor Mittal notificó ayer al comité de empresa de la ACB de Sestao que es imposible cuantificar la duración de la parada temporal e indefinida de la planta y que hay que esperar a que cambie la situación actual del mercado del acero. La multinacional se pronunció de este modo durante una reunión en las instalaciones de la ACB donde los trabajadores han iniciado un encierro indefinido.

Por otro lado, la dirección de Aernnova manifestó su compromiso a no aplicar expedientes de empleo de extinción hasta 2020 y a presentar un plan de inversiones para la planta de Berantevilla, donde quiere ligar el salario de los trabajadores con la productividad. Empresa y trabajadores mantienen encuentros para intentar alcanzar un «acuerdo global» sobre la reducción de la plantilla y la firma de un nuevo convenio después de que el pasado noviembre retirara el ERE con el que quería despedir a 133 trabajadores, casi una cuarta parte de la plantilla.GARA