Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Elkarrizketa
MANU ARRUE
RESPONSABLE DIOCESANO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN

«Queremos ser, como dice el Papa, una Iglesia hospital de campaña»

Este jesuita leioarra es el responsable de Paz y Reconciliación en el diócesis vizcaina. Párroco en el barrio bilbaino de Uretamendi, después de su paso por Portugalete o Altza sin olvidar su compromiso con jóvenes e inmigrantes, afronta el reto de trabajar por «una sociedad reconciliada, justa y fraterna».

A la Iglesia vizcaina le preocupa que solo los directamente afectados por las consecuencias de la violencia trabajen por la paz y la reconciliación. La comunidad diocesana considera que los cristianos deben contribuir a la reconciliación de forma «permanente» en los próximos años. Quieren acercar posturas entre distantes y, para ello, se convoca un encuentro mañana en Gernika, en la parroquia de Andra Mari, donde pretenden reflexionar y recoger aportaciones que cristalizarán en un documento para ver «cómo liberarse del odio».

El propio obispo, Mario Iceta, en la invitación a esta cita en la villa foral, valora los «gestos» que se van generando en la sociedad civil. Esa realidad y la eclesial es la que pretenden analizar «desde una perspectiva creyente», en la que abunda Manu Arrue, la persona que desde setiembre está al frente de la comisión de Paz y Reconciliación. Este jesuita –durante años vinculado a los jóvenes, al ámbito educativo y a la inmigración– cree que la propia Iglesia debe pedir perdón por aquellas actuaciones a las que no ha sabido responder adecuadamente.

Por primera vez en una diócesis vasca se ha creado una delegación de Paz y Reconciliación.

No es una delegación ni es la primera vez. Es un área de una delegación más amplia, la de Caridad y Justicia, que engloba otros ámbitos como el de la salud, el mundo obrero, el penitenciario, el de la discapacidad,... Anteriormente hubo ya un equipo de Paz y Reconciliación. Ahora, se ha iniciado en un contexto diferente.

¿Una gran responsabilidad para usted, no?

Sí, es responsabilidad pero me ayuda el que me hayan propuesto otros. Ademas, el equipo que me acompaña es de calidad. Vamos a ver si entre todos estamos a la altura.

La decisión partió en su día de los consejos Episcopal, Pastoral y Presbiterial, siendo recogida por el obispo, ¿no le da eso una mayor transcendencia?

En el Consejo Pastoral (allí están representados sacerdotes, religiosos-as y laicos-as) se trabajó esta cuestión durante dos años y las conclusiones recogidas quedaron en llevarse a la práctica comenzando por crear el equipo que lo impulsase y poniendo la paz y la reconciliación como una tarea permanente de la diócesis.

Fue ese consejo el que marcó los ejes de su labor, ¿cuáles son sus objetivos? ¿En qué ha comenzado a trabajar?

El objetivo final es construir una sociedad reconciliada, justa y fraterna. Para eso, por una parte, estamos tratando de sensibilizar a la comunidad cristiana con diversas acciones, una por ejemplo es la Bake Topaketa de mañana en la parroquia de Gernika. Queremos hacerla para que estos cuarenta últimos años de terrorismo y violencia no caigan en el olvido para los cristianos (y la sociedad). El encuentro va a consistir en hacer una lectura de la situación actual iluminada por el evangelio de vida y las conclusiones las recogeremos en un texto compartido. Los dos años anteriores hemos celebrado el Día de la Memoria, el 10 de noviembre, en la basílica de Begoña.

Por otra parte, queremos fomentar la cercanía, escucha y acompañamiento de las personas heridas en el camino, porque se les ha roto mucho de sus personas, de sus relaciones, de sus economías, de su estima... Queremos ser, como dice el Papa, una Iglesia hospital de campaña, curar heridas, ayudar a pedir perdón y a perdonar, humanizar, reconocer el daño causado... Además, abrir caminos de entendimiento e impulsar la voluntad de convivencia entre diferentes.

¿En qué ámbitos pretenden actuar? ¿Se van a limitar a hacerlo en la comunidad diocesana o van a ir más allá?

Nadie puede dar lo que no tiene y por tanto, es preciso vivir dentro lo que queremos ofrecer fuera. Aprender a hacer de otro modo, con misericordia diríamos hoy, entre nosotros los cristianos, aceptando nuestras diferencias ideológicas y tratándonos con respeto los que tenemos opciones y heridas diversas. Y también aprovechar la presencia en los mundos educativos, por ejemplo la semana pasada en Begoñazpi Ikastola concluyó la experiencia ‘‘Adi-adian’’ por la que pasaron Sara Buesa y Pili Zabala y que a los jóvenes, como tuve ocasión de escucharles en primera persona, les cambió la vida en este aspecto.

Por otro lado, estamos intentando estar cerca de las familias de las personas asesinadas, de las víctimas, bien personalmente o a través de las instituciones diocesanas. En esto hay una tradición de religiosos, religiosas, sacerdotes, comunidades cristianas... que se han acercado al mundo de las víctimas. Vamos a ver si impulsamos para todas el reconocimiento, la justicia y la reparación. Hemos tenido contactos incipientes con la Universidad de Deusto en relación con el estudio que han presentado con las personas extorsionadas y también algo con el que están presentando en la UPV-EHU en relación con los malos tratos, torturas y, a través de la Pastoral Penitenciaria, con el mundo de la prisión.

¿Qué papel puede jugar la Iglesia en el nuevo tiempo abierto en Euskal Herria?

Además de ser hospital de campaña, a nivel social ofrecernos para abrir caminos y procesos de encuentro, diálogo, humanización de esta etapa que nos toca vivir.

Llama la atención que en esta nueva etapa abierta en la Iglesia católica con el papado de Francisco sea un jesuita quien también se enfrente a este reto.

En cada momento se busca a la persona que tenga un perfil más adecuado al momento que vamos a vivir, en concreto para vivirlo más desde el evangelio, y no ideológicamente, de buscar el acuerdo, de hacer los «trabajos de cocina»... lo de jesuita esta vez es una casualidad.

¿Es Bizkaia la «avanzadilla» en esa actitud más activa de la Iglesia en la materia que le compete?

Que yo sepa el plantear una comisión de Paz y Reconciliación es solo aquí, creo, pero en todas las diócesis hay secretariados donde entra esta cuestión.

¿Ve posible que el resto de diócesis vascas se sumen a la tarea? ¿Parece un poco complicado, no lo cree?

Las situaciones relacionadas con esta cuestión han afectado a todas las diócesis, de hecho, el año pasado los obispos de Pamplona-Tudela, Bizkaia, Donostia y Gasteiz publicaron una carta pastoral sobre la misericordia donde recogían esta situación. ¡Ojalá además le pongamos ruedas!

Ahora que está tan de moda la palabra «autocrítica», ¿debe hacer autocrítica la Iglesia por su papel?

Prefiero empezar por mí como cristiano y luego hablar de la Iglesia. Yo tengo que decir que me ha dado miedo acercarme a situaciones complicadas, y a tomar posturas, aunque haya tenido la suerte de tratar con víctimas y estar en relación con el mundo de la prisión o participar en manifestaciones que me parecían más justas...

Pero los responsables de la Iglesia, los obispos, han sabido estar a la altura moral de las circunstancias cuando se mataba, se extorsionaba y se torturaba. Bien sus escritos o bien con su cercanía a las personas pero también me consta que les hubiera gustado hacer más.

Los cristianos en general, me incluyo, tenemos tendencia a pecar de lo que dice el Papa: de indiferencia. Es decir la postura cómoda: ¿por qué nos vamos a meter en líos? También hay que decir que entre los cristianos de las distintas posturas políticas, algunas se la han jugado, bien defendiendo su postura con medios pacíficos, bien dando la cara por otros.

Da la sensación de que se ha plegado a ciertos intereses políticos.

Ha habido muchos cristianos en Gesto por la Paz, en Elkarri y en otros grupos de diversas tendencias,... cada cual desde el mandamiento del amor incluso al enemigo ha peleado por la paz y cada cual desde las varias sensibilidades culturales y políticas.

¿Cuántos cristianos hay en las distintas tendencias políticas? Ahora se puede hablar y plantear su postura pero ha habido tiempos en los que solo era posible o estás conmigo o estás «con ellos». Ahí fue más difícil plantear con libertad y buscando el bien de todos, sobre todo de los más sufrientes. Dependía también de con qué dureza se ejercía el gobierno o cómo estaba de dura la apuesta terrorista. A mí me resultaba muy difícil ser honrado en esta situación.

Víctimas y presos son dos temas recurrentes en los últimos tiempos. ¿Es ahí por donde se puede comenzar?

Creo que los tiempos han cambiado para bien. Socialmente hay un mayor reconocimiento de las víctimas por parte de todos. Está el Día de la Memoria al cual han ido este año la mayoría de los partidos, se está trabajando el tema desde el Gobierno vasco. A nivel social desde Eraikiz se pueden hacer afirmaciones como: qué diferencia nuestros sufrimientos... y pedir que todos reconozcan que matar ha estado mal. Es verdad que hay todavía 300 casos de asesinato sin aclarar, pero se ha iniciado una dinámica interesante. Y creo que desde la Iglesia seguimos en relación con las víctimas, con las que antes se tenía contacto, y creo que ahora con más, e impulsando en esta dirección y con un acercamiento desde el acompañamiento.

Y en el mundo de los presos, con la última declaración de Sortu y los 35 encausados, abren otra vía de salida al mundo de los presos, que traerá problemas internos, pero fue lo que iniciaron en la ‘‘Vía Nanclares’’. Ahora bien, sería bueno que por el otro lado, fuese acompañada de una política penitenciaria que no sea más dura que en los tiempos en que estaba activa la lucha armada. Ya sé que estamos en relación con personas presas y algunas veces con sus familiares, acompañando situaciones personales.

Y en eso es bueno que sigamos comprometidos la Iglesia con las instituciones diocesanas y religiosas en este trabajo por la paz, en concreto por medio de la comisión de Paz y Reconciliación, Lagungo, Cáritas, Pastoral Penitenciaria, las parroquias-unidades pastorales, los colegios diocesanos y el resto de lo educativo y social de la Iglesia en Bizkaia: colegios y universidades religiosos, entidades sociales de la Iglesia....