Joseba VIVANCO
EUROPA LEAGUE 1/4

Las lágrimas de Beñat

Un Athletic superior, que se dejó el alma para remontar a base de fe, solo cayó ante el oficio del campeón desde el punto de penalti.

SEVILLA 1

ATHLETIC 2


«Caballeros, debo recordarles que mis probabilidades de éxito aumentan en cada nuevo intento» (John Nash, ‘‘Una mente maraviollosa’’, 2001)

Un repaso a las semifinales de Champions League de los últimos seis años revela que el Madrid ha estado en todas ellas, el Bayern en cinco, el Barça en cuatro, aparece el Chelsea en tres y emerge el Atlético en dos, ambas en las últimas tres temporadas. Unay Emery, técnico del Sevilla, sostenía en la previa del partido de anoche en el Sánchez Pizjuán que el conjunto andaluz es el espejo en el que se miran otros equipos. Y al igual que seguro el Sevilla se mira en el Atlético y su aspiración es en unos años poder ser un asiduo a la máxima competición continental como ahora lo son los colchoneros, no es menos cierto que el Athletic mira al ejemplo de su rival ayer, un habitual de la Europa League que, además, se ha hecho gracias a él un nombre europeo y del torneo un objetivo marcado en rojo cada curso. Ayer podía haber sido para el Athletic con un hipotético pase a semifinales esa prueba definitiva de madurez, ese paso adelante, ese cruzar el Rubicón para consolidarse donde por historia le corresponde a este club. Pero los leones deberán seguir intentándolo. Están en ese proceso. Y las probabilidades del éxito van por tanto en aumento.

Una imagen, la del grupo, suplentes, cuerpo técnico, todos construyendo sobre el césped una piña segundos antes de encarar media hora de prórroga forzada a pulso, conjurados para culminar la remontada cincelada en la segunda mitad a base de las cuatro virtudes que Ernesto Valverde quería para este equipo: intensidad, presión arriba, ilusión por ganar y jugar muy rápido hacia adelante. Estos mimbres, sustentados en ese gen competitivo que el Athletic se ha labrado, especialmente los últimos años, le llevó a sobreponerse no solo al empate del Sevilla al poco de que Aduriz pusiera a los suyos por delante, sino a la propia lesión del ariete que por momentos dejó algo a os rojiblancos. Sin embargo, un león herido es más peligroso si cabe, y con un equipo andaluz que parecía ya confiado en su pase a semifinales a base de dejar pasar los minutos, los bilbainos se encontraron con con el gol de Raúl García que les hizo creer y, más imporrante aún, crecer. Y el Sevilla acabó pidiendo la prórroga, con un Athletic volcado a por el tercero. Ese tercero que tuvo en sus botas uno de los mejores ayer, Susaeta, que en la primera mitad de la prolongación encaró al inseguro Soria y la envió fuera.

El eibartarra tuvo la llave como la había tenido Aduriz al poco del inicio del encuentro y su remate lo desvió un defensor a la madera. Esa ocasión abrió una primera mitad muy igualada, con algunas ocasiones por ambas partes, un Athletic al que le costó entrar en el encuentro pero que acabó mandando sobre el Sevilla. Los rojiblancos necesitaban dar un paso adelante, ir a por el partido porque el 0-0 al descanso no les conducía a ninguna parte. Nada que ver con la segunda. Vertiginosa por momentos. Sobre todo porque el guardameta Soria hizo de Muniain y ‘cantó’ en el primer gol de Aduriz y no anduvo listo en el remate de Raúl García para hacer el segundo. Entre medias, el jarro de agua fría de Gameiro. Fría pero no helada.

El Athletic, que quería estar en el bombo de este viernes, mantuvo viva la ilusión hasta la prórroga. Se la ganó por méritos propios. Porque se metió de lleno en el partido, porque quería seguir haciendo historia. La tuvo Susaeta, la tuvo el Sevilla en un doble remate que repelió el palo y luego un portentoso San José, lo mismo que un inmenso ayer Herrerín. El Athletic terminó mejor esa agonía de media hora añadida, más fresco, encerrando a un Sevilla que esperaba una contra o los penaltis, esos que son tan imporrantes, como alguien dijo, que debería tirarlos el presidente del club. Y ahí estaban, desde los once metros, Sevilla y Athletic: Raúl sí, Viguera sí, Sanjo sí, Beñat... ¡no! Fue insuficiente el de Susaeta. El Sevilla no perdonó el último. No hace mucho nos acordamos de las lágrimas de Iribar tras eliminar al Sporting Portugal; ayer, hoy y mañana de las de Beñat.

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San José y Muniain han sido multados con 600 euros cada uno por el Comité de Competición por sus críticas al árbitro Sánchez Martínez en el derbi ante la Real, tras acabar el partido. El mismo que pita el Málaga-Athletic.

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